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Tuesday, October 11, 2011

Otra característica de nuestra mexicanidad


A mí me parece que, por ejemplo, el clima de un país incide en las conductas de sus habitantes. Por ejemplo, no es casualidad que los países del primer mundo se encuentren en el hemisferio norte. Debido a que el clima en esa región no es el más benigno muchas veces, los habitantes de esos lares han tenido que aprender a convivir con el clima que les tocó. Así, debido a las heladas, a que la comida podía faltar, en esos países se inventaron procedimientos para mantener la comida sin que se eche a perder, a conservarla. Algunos países se volvieron entonces expertos en conservas. La necesidad es la madre del ingenio y la supervivencia probablemente lo es más. Así entonces, el vivir en un país con cierto clima hace que la gente sea de una manera muy específica.

En México, por ejemplo, independientemente del clima en el que vivimos, que en general es mucho más benigno que en los países primermundistas (¿cuántas tormentas de nieve se recuerdan por ejemplo, en la ciudad de México?), tenemos el "clima" que nos heredaron los priístas por unos 70 años. Ahí nació la corrupción que hoy día nos aqueja y que parece imposible poderla deshacer. Pero en este clima de impunidad, corrupción, los mexicanos hemos aprendido con los años a ser de una manera muy específica. Por ejemplo, no faltan las escenas de alguien siendo detenido por ir en estado de ebriedad, o bien, porque la patrulla de la policía halló algo con lo cual probablemente quiera una "mordida". La respuesta del afectado, del ciudadano, es siempre estar a la defensiva. Si se nos agarra borrachos o simplemente con unas copas de más, es probable que entonces se nos diga que nos tienen que remitir al Ministerio Público por estar en ese estado (aunque no sea estrictamente cierto que estamos borrachos). Para evitar (¿o generar?) más problemas, más de uno diría cosas como: "¡usted no sabe con quién se mete!", "ahora mismo le hablo a su jefe porque soy amigo personal de él", o bien, podrán llegar algunos a los bochornosos espectáculos de las "ladies de polanco", de quienes ya escribí aquí. Es decir, el mexicano es muy de tener en los casos que se requiera "palancas" (dénme una palanca y moveré al mundo), para evitar ser castigado por la falta que cometió. Si para colmo le añadimos que la policía en este país es el enemigo público número uno de la ciudadanía, el cuadro se completa.

Hay otros casos. Por ejemplo, la frase que se corea en los estadios mexicanos, o por mexicanos en estadios extranjeros: "¡sí se puede!". Esta frase lamentable es producto de generaciones y generaciones en donde el mexicano ha fracasado. Ya sea en las Olimpiadas, o en ganar algún concurso internacional, etc. Por ello, ya nuestra cultura tiene metido en la cabeza, en el firmware del cerebro, estas frases de dizque aliento. Igual muchas veces en competiciones internacionales, los comentaristas mexicanos apelan a frases como "ya nos toca ganar", como si el resultado fuese una cuestión de justicia divina.

Pero además, al mexicano le encanta especular sin bases: "sé de buena fuente que Calderón está coludido con el narco mexicano". "Todos sabemos que Ebrard ya hizo un pacto con el Chapo Guzmán", por mencionar dos ejemplos al respecto. Nadie puede demostrar esos nexos y si pudiese y no lo hace, y no los denuncia ante la autoridad, entonces se convierte en cómplice. Por ejemplo, se dice: "Se sabe en los Pinos que Calderón es un borracho". Yo no sé si lo sea. Lo que sé es que nadie puede demostrarlo. Yo francamente jamás lo he visto decir estupideces por estar borracho. Las estupideces que dice las hace generalmente estando sobrio. O bien: "Muy casadito con la Gaviota, pero Peña Nieto ya tiene su segundo frente"... asunto por demás indemostrable, pero que podría ir de boca en boca como rumor, el cual como buenos mexicanos repetiremos.

Al mexicano le gusta eso, especular, casi declarando como hechos innamovibles asuntos que nadie puede demostrar. En mi opinión, esto es parte de la cultura, producto de un modo muy particular de hacer política en este país.

Monday, June 27, 2011

Del ser mexicano

El ser mexicano es verdaderamente curioso y peculiar. En nuestro país, debido a que hemos vivido un sistema político de corrupción y transas por más de 70 años, nos hemos acostumbrado a estas irregularidades y en nuestra simpática manera de ser, en lugar de tratar de eliminarla o evitarla, le llamamos "mordida", y a los agentes que casi casi nos exigen una dádiva para evitarnos una multa, les llamamos "mordelones".

Y entonces nosotros en México sabemos que las leyes se pueden estirar tanto como dinero tengamos para ello. Si no fuese así, no podría salir libre un personaje como Hank Rohn, a quien le encontraron 88 armas, muchas de uso exclusivo del ejército. Yo quisiera saber qué podría hacer un ciudadano común si el ejército le encuentra ese arsenal en su casa. No lo sacan más de la cárcel por años. Claro, pero en el caso de Hank Rohn, poderoso caballero es don dinero, que mueve voluntades y tuerce la justicia en favor de -muchas veces- un personaje asociado con todo género de delitos. De hecho, que pasen estas cosas nos siguen dando a los mexicanos la percepción de que esto no tiene para cuando cambiar.

Por otra parte, al mexicano le gusta ser importante y para ello es capaz de decir toda clase de mentiras: "yo conocí a un señor que murió en un avión que chocó contra las torres gemelas. Su familia aún no se recupera", por ejemplo, o "yo estuve atrás de la portería cuando Hugo Sánchez falló el penal contra Paraguay en el Mundial del 86", etc. Por alguna extraña razón, no podemos ser "juan pérez". No, tenemos que ser partícipes en los grandes eventos siempre. En mi opinión, esta percepción está asociada a los medios, que se la pasan impulsando mexicanos y los promueven, aunque en el fondo ni siquiera pinten en el esquema mundial. Un caso típico es el de Carstens, que quiere ser presidente del Fondo Monetario Internacional. Su única contrincante, una francesa, será sin duda la ganadora. Ya la primer ministra alemana dijo que el FMI no está para que lo gobierne un no europeo, al menos por el momento. Pero aún así, con todo en su contra, los medios mexicas hablan del maravilloso Carstens, cosa que dese luego, dejaran de mencionarlo cuando se sepa que la francesa ganó el mencionado puesto.

Pero hay más, el mexicano promedio es perfecto. Sabe cómo arreglar los problemas nacionales y todos los gobernantes, todos sin excepción, son unos inútiles, unos ineptos. Desde luego que estos mexicanos perfectos jamás hacen nada. Son como las mesas y foros de discusión de la televisión. Todos opinan, todos dicen saber qué hay que hacer y las recriminaciones a los que nos gobiernan (que en principio los pusimos nosotros), están a la orden del día.

Sin embargo, un caso aún más significativo acabo de verlos en Facebook, que Pedro Miguel, estimable amigo y periodista de la Jornada puso una nota: "¿Que hacer en caso de Fraude en las elecciones del Estado de Mexico?". Aparentemente es un grupo de ciudadanos del Estado de México que asumen que podría haber un fraude electoral y ya están previniéndose al respecto. En este hilo de discusión Jorge Anaya escribió: "Pedro, el fraude ya se cometió, o bueno, está en proceso. Sólo falta su consumación". Y Navegaciones Pedro Miguel le respondió: "Pues sí..."

¿Pues sí? ¿Cómo sabe que ya el fraude se cometió? ¿qué pruebas tiene? si es así, ¿para qué hacer este enorme circo millonario para que la gente vote? ¿para validar "el fraude ya cocinado?", y si de verdad hay un fraude y alguien lo sabe ¿por qué no lo denuncia? ¿Se puede cambiar un país si los que saben estas verdades callan y no se hace nada? No veo cómo. Éste es otro atributo de la mexicanidad: tenemos información "privilegiada" y algunos ya sabemos que el fraude será un  hecho. Lo peor es que no hay alguna prueba que aporte quien dice eso. Hay que creerle porque él lo dice. Esto es típico de nosotros: "yo sé de buena fuente que Calderón es un borracho. Mi prima, que conoce a quien surte de bebidas alcohólicas a los Pinos, me dijo que sí, que Calderón está borracho casi siempre al menos la mitad del día". Pero por supuesto que ésta, como cualquier información privada, secreta, de los gobernantes, está en boca de alguien que -de buena fuente- sabe la verdad y nos ilumina con ella, aunque si los interrogamos, si los confrontamos, entonces se salen por la tangente o cambian de tema.

Así somos. No me queda duda que el "medio ambiente" que nos ha tocado vivir por tanto tiempo permea totalmente.