Hace unos días vi un video en donde le preguntaban a jóvenes en el mero corazón de Nueva York, qué sabían de la Segunda Guerra Mundial. De los entrevistados, todos menores a los treinta años, ninguno sabía nada. Incluso una persona no conocía siquiera quién era Hitler, hasta que la entrevistadora le decía "sí, el hombre del pequeño bigote". Y uno podría reírse de la ignorancia de la juventud en el país vecino, pero aquí he hallado un video que es aún más grave.
Después del ridículo que hiciera Peña Nieto cuando éste era candidato a la presidencia de la República por el PRI, en donde en la Feria Internacional del Libro no pudo responder al cuestionamiento de que dijera tres libros que le hubiesen marcado la vida. La burla no se hizo esperar. Pero ¿y qué hay de otros políticos? Digamos los diputados. Pues bien, el siguiente video es una muestra lamentable del nivel de este país en donde simplemente no se lee.
Los que contestaron dijeron cosas como "Juan Salvador Gaviota", los libros de Cuauhtémoc Sánchez, aunque el diputadete no podía recordar el apellido de ese escritor y lo confundía con "Cárdenas". Otros mencionaron la Biblia. Otro más dijo que había leído libros de superación. Una diputada alcanzó a informarnos que no s epuede ser dirigente social y leer, etcétera. Es decir, los pretextos, la ignorancia lamentable, es parte de este país. Yo dudaba esa historia de que en México cada ciudadano lee en promedio dos libros por año. Ahora me parece que es mucho.
Por eso, entre muchas cosas, este país no sirve. Es un país de pena ajena.