El presidente López Obrador es en realidad un dictador, uno muy tonto y pequeño, pero que en su minúsculo reino hace y deshace a placer. Desde luego que el problema es que muchas de sus babosas decisiones nos afectan a todos. Por ejemplo, desde antes de que ganara la presidencia AMLO había ya decidido que cancelaría el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. Hablaría de corrupción en su máximo grado, aunque a la fecha no ha presentado un solo dato. Pero como ese era un proyecto ajeno a su administración, pues mejor cancelarlo y hacer un aeropuerto literalmente militar en Santa Lucía. Y de tener un aeropuerto moderno, diseñado por uno de los arquitectos más famosos en el tema, se tendría un inmueble más parecido a una central camionera.
Y de la misma manera, el dictator de Palacio Nacional decidió la construcción del Tren Maya. El proyecto está retrasado por mucho y probablemente -si las cosas siguen así- nunca se termine. Y si a esas vamos, la Refinería de Dos Bocas quizás también tenga una suerte parecida. Sus proyectos millonarios tienen todos el mismo problema: nacieron de los huevos del presidente y no porque haya un plan ni de mediano plazo (y menos a largo plazo). Son sus ocurrencias y por ende no hay planeación, no hay intención real de que este país crezca. AMLO sólo ve sus beneficios políticos de quienes lo siguen y admiran. Pero que haya un plan para hacer infraestructura pues no. Repito, son puras ocurrencias.
Hoy el presidente chiquito anuncia la compra de una refinería en Texas, con un costo de 12 mil millones de pesos (600 millones de dólares). López Obrador ha indicado que con esto, en el 2023 tendremos independencia en el suministro de combustibles porque ya no pagaremos por la refinación del petróleo porque México, con sus refinerías, hará esta tarea.
Yo hubiera esperado que la compra de esta refinería se hubiese hecho vía un estudio de mercado y no por los huevos presidenciales. Y es el problema. AMLO prersenta esta noticia justo cuando se acercan las elecciones y claramente no es casualidad el tiempo de este anuncio. Lo hace porque el presidentito inepto quiere mantener el poder a toda costa y por ello es capaz de este tipo de acciones que parece se toman sin una decisión pensada, sesuda, con datos e información. Vamos, yo no he leído de la existencia de un informe de un grupo de notables que haya concluido la ventaja de hacerse de esta refinería y si vamos más lejos, tampoco sé de una consulta popular para comprar Deer Park.
Pero no habría estudio previo, vamos, no habría nada, porque López Obrador es un dictador, porque políticamente es poderoso y desde luego, no quiere que las cosas cambien porque es evidente que eso no le conviene. Y ojalá que la decisión de comprar esta refinería sea la correcta aunque lo dudo, porque en esta ineptitud que muestra todos los días, el país no puede darse el lujo de tanta cagadera, de decisiones tomadas desde las rodillas y de la improvisación que es el factor común en la 4T.
Pero no me crean. Vean cómo contesta a una pregunta y cómo se hace bolas con una resta entre 30 mil millones y 12 mil millones. Vamos, voltea a ver a Ebrard, entre otros de los presentes en el proscenio pero nadie dice nada. Ahí tienen a un presidente que compromete 600 millones de dólares en una refinería, sin un esdtudio bien hecho, y no sabe ni hacer una resta.