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Friday, July 24, 2015

Esos revolucionarios de sillón, los nuevos jueces

Las redes sociales, en particular Facebook, se han convertido de pronto en protagonistas de todas las causas justas. Por ejemplo, muchos están en contra de los experimentos con animales, pero si les mordiese un perro del cual no pudiesen saber si tiene rabia, el procedimiento médico sería inyectarle a un ratón parte de la saliva del animal (que se encuentra en la herida que provocó). Si el ratón muere, entonces el galeno procederá a inyectar los antirrábicos al paciente humano. Y ahí no diremos nada.

Si hablamos de zoológicos, pues muchos dirán que es inhumano tener a los animales encerrados y probablemente lo es, pero en muchos casos, los zoológicos son los santuarios y la última esperanza de muchos animales. Y pasa lo mismo con los acuarios, particularmente en donde hay ballenas "asesinas", orcas. Dichos centros de diversión (y de investigación animal), están en la picota de las redes sociales después del documental Black Fish, en donde se denuncia el maltrato a esos animales marinos y las consecuencias que esto ha tenido. No importa y tampoco les interesa a estos jueces de sillón de Facebook si esos centros han estudiado a dichos animales y si se ha aprendido algo de ellos. Simplemente es inadmisible que en pleno siglo 21 existan estos dizque acuarios en donde se explota a los animales.

Buscamos que los seres humanos sean nobles, amables con los demás animales. Es claro que no somos los reyes de la creación y de alguna manera los otros animales merecen vivir. Pero no decimos nada de ello cuando nos zampamos un filete con papas, ¿verdad? Porque pues sí, tenemos que alimentarnos ¿o no? Y no hablamos de cómo se manejan los animales en un rastro porque les aseguro, no quieren ver cómo se tratan a los animales en esos lugares. Ignoramos a propósito lo que nos parece vergonzoso pero que hacemos cotidianamente. Como obviamente cuando vamos al supermercado no vemos cómo han matado al animal, entonces compramos parte del mismo ya empacado y listo para ser cocinado. Y no nos sentimos mal por ello.

Y si vamos a otros ámbitos, resulta que si la Selección Mexicana de futbol gana de manera mañosa frente a un rival de pena ajena como Panamá, entonces hay quien le quiere reclamar a Guardado por no fallar el penal, como esperando que su ética le dé para que arroje la pelota afuera. Y sí, es claro que nadie quiere ganar haciendo trampa, pero un profesional tiene que hacer su trabajo. Cuando el holandés se tiró en la Copa Mundial contra México, y le marcaron penal, nos desgarramos las vestiduras con eso de #NoFuePenal, pero el que cobró el tiro de castigo hizo lo que tenía que hacer. El futbol es muy injusto en esos términos. Muchas decisiones equivocadas de un árbitro pueden cambiar la suerte de un partido y los jugadores profesionales tienen que sacar ventaja de si lo que marca el árbitro los favorece. En ajedrez, si el rival comete un error burdo pierde. Nadie anda perdonándoles los errores a los contrarios. El deporte es así. Asúmase y listo.

Pero no, lo que pasa es que en las redes sociales todos los que escriben sobre el tema que sea se sienten perfectos, sin mancha alguna. Son modelos de rol y todo lo que dicen parece venir de una lógica y ética intachable. Aunque esos mismos personajes en el mundo real no se comporten como quieren hacernos creer cuando escriben en Facebook. En fin, cada vez las redes sociales me parecen más lamentables.

Monday, February 04, 2013

¿Para qué Twitter y Facebook?


Llevo ya unos pocos años accediendo a las redes sociales, las dos más usadas: Facebook y Twitter, y en un principio suenan muy interesantes. De hecho, he hallado viejos amigos a través de Facebook principalmente e incluso, con uno que otro nos hemos vuelto a reunir. Aparte de eso, me da la impresión que Facebook -a pesar de lo que potencialmente pudiese tener- se usa para cuanta tontgería se nos ocurre. Y no es que piense que una red social debe estar llena de grandes frases, de inteligencia pura o de un nivel académico relevante. No. Pienso que hay espacio para todo género de actividades y pensamientos, para ser solemnes o escandalosos. Se vale todo, nomás que con medida y eso es -lo que empiezo a detectar- lo que simplemente no parece estar pasando.

Facebook cada día se llena más de frases apócrifas. Basta con que alguien ponga una foto atractiva de algún personaje célebre y le adjudique una frase fantástica (casi todas de autoayuda). Gracias a Photoshop y Google se puede hacer esto con cualquier personaje y listo, no faltará quien comparta esa imagen una y otra vez. De alguna forma Facebook parece manual de autoayuda.

Pero no pasa sólo eso. En Facebook podemos hallar duras discusiones sobre asuntos de interés nacional: la Suprema Corte de este país, Florence Cassez, la explosión en las oficinas de Pemex, el ridículo títere-presidente llamado Enrique Peña Nieto, cuya percepción es que nomás sale a dar discursos, pero que evidentemente no toma decisiones, etc. Estas discusiones a veces tienen sentido y en ocasiones incluso se calientan los ánimos y se llega en consecuencia a las descalificaciones e insultos personales. Hay que tener la cabeza fría para no caer en la tentación de entrar en esta dinámica de verduleras y seguir intentando dar argumentos. El problema es que a veces ya las condiciones de la discusión dejan de ser las adecuadas y no se enriquece nada, no se llega a conclusión alguna.

Facebook, pienso, es como un monstruo de mil cabezas, que tiene de todo y para todos: juegos, discusiones, fotos, una manera de hacerse de amigos, etc., sin embargo, creo que su gran potencial -el de movilizar gente, el de impedir abusos del gobierno- por ejemplo, simplemente se desperdicia. La razón de esto es que los que discuten acaloradamente desde su nicho de la izquierda mexicana, por ejemplo, pueden tener razón en muchas cosas, pero no actúan. Están en su zona de confort y de ahí no se mueven y háganle como quieran. Son revolucionarios de sillón, virtuales, de teclado, que en la vida real no mueven un dedo aunque claro, si se les confronta saldrán con argumentos como: "no sabes nada de mí ni lo mucho que hago por este país", etc... En pocas palabras, se desperdicia una posibilidad social importante para generar el cambio.

Con Twitter creo que es peor. Hay una infinita cantidad de personas que no tienen nada que hacer y que por ello, están contínuamente posteando mensajes de cuanta tontería y babosada se les ocurre. Y un ejemplo son los "trending topics", como los que ahora pongo, copiados de Twitter hace unos segundos:

  • #SustituyeTítulosDeLibrosPorPeda
  • #LaDelgadaLineaEntre
  • #ComoComenzarUnaDiscusión
  • #10ConfesionesDeMi
  • #EseVerboTanMexicano

Estos son las tendencias que en este momento leo. Ahora bien, si vamos a discusiones más serias supuestamente, si alguien dice algo "políticamente incorrecto", le caen encima entre muchos, le echan montón. Aunado a que aquí muchos tienen apodo y no aparece su nombre real, se pueden leer los peores insultos porque alguien escribió un tuit defendiendo una postura.

El punto es que de nuevo, esta red de microblogging no va a ningún lado. Los medios, principalmente la TV, hablan contínuamente de las redes sociales y hacen referencia a ellas porque son un termómetro para medir audiencia. Quien crea que cuando en un programa de TV el locutor dice: " escríbanme a mi twitter o facebook. Díganme qué piensan de ... (poner el tema que más les interese)".  En realidad esta midiendo qué tanta gente ve el programa. En el fondo le importa un bledo lo que piensen los tuiteros que les escriben.

Y sí, hay frases muy ingeniosas en los tuits, sin duda, pero eso no puede ser el común denominador. En mi opinión las redes sociales están siendo desperdiciadas en lo que realmente pueden hacer por las comunidades y por las ciudades o países en donde se usan. Se dice que un dictador de quién sabe qué país cayó gracias a las redes sociales. No. Corrección: hubo acciones reales, no una infinta cantidad de tuiteros tecleando. Nada de eso. Ningún cambio se hace desde el teclado.


Facebook y Twitter me recuerdan en muchos sentidos a los chats o bien las ya casi desaparecidas conversaciones en Ms Messdenger, por ejemplo. En muchos casos era perder el tiempo hablando en ocasiones con desconocidos en donde, de pronto, nos aburríamos o se aburrían de nosotros y se acababan las conversaciones desconectándose. Simpled pérdida de tiempo.

Por ello, estoy pensando seriamente que está llegando el momento de salirme de Facebook y Twitter. Es realmente perder el tiempo porque nada cambia, porque nos quedamos en este país en donde nunca pasa nada. Sin acciones que reflejen lo que escribimos, estoy seguro, es absolutamente prescindible tener estas redes sociales.

Saturday, November 24, 2012

Facebook y Twitter: ¿el reflejo de lo que somos?


Las redes sociales han invadido todos los espacios mediáticos. Las televisoras, la radio, e incluso los medios impresos tienen su cuenta en Twitter y en Facebook. La televisión además apela contínuamente a los internautas para que se comuniquen vía estas redes sociales, pero la realidad es que no es que les importe mucho nuestra opinión. No. Lo que buscan es saber el grado de aceptación que tienen sus emisiones y por ende, hacen una sencilla correlación entre el número de tuits recibidos con el rating que el programa puede tener.

Pero más allá de esto, halló que Facebook, por ejemplo, es un reflejo de la superficialidad con la que manejamos muchos temas que inciden en nuestra vida cotidiana. Así, resulta que alguien pone un mensaje protestanto por la nueva autopista urbana que se está construyendo en el periférico de la ciudad de México. Dice quien comunica esto algo así: "¡No a la autopista urbana! ¡Unete en contra de las decisiones unilaterales del gobierno citadino!", "Dale click en me gusta si estás de acuerdo", etcétera. Entonces, en un arranque de interés le escribo a esa persona para que me diga qué acciones se piensan tomar y descubro que no hay ningún plan de ataque, no hay ninguna intención de oponerse realmente, de protestar por esta posible injusticia. Sólo publica su descontento pero no piensa hacer nada. Quizás crea que las cosas puedan cambiar dando clicks con su ratón. No lo sé.

Cabe decir que en Facebook hay un apartado llamado Causas ("causes" en inglés), en donde cualquiera puede proponer una causa en favor de lo que se le antoje, o en contra de lo que quiera. Muchas de esas causas buscan donativos. Si buscan ese apartado, verán que hay loables causas en contra del cáncer de mama, en favor de proteger al planeta, en contra del cambio climático, entre miles que pueden verse ahí. Y se ven muchísimos que se adhieren a dichas causas. Hasta ahí todo se ve muy bonito, pero a la hora de los donativos las cosas cambian. Por ejemplo, una causa con millones de seguidores han aportado -en promedio- unos dos centavos por persona para apoyarla. Desde luego que nadie apoya con un par de centavos. Lo que en realidad pasa es que poca gente sí se compromete y a la hora de apoyar, de verdad apoya y no se contenta con dar click para apoyar y sentirse mejor, aunque en el fondo no haga nada.

Otro fenómeno que ocurre con frecuencia es la cantidad de personas que copian en su muro una imagen en donde hay una frase célebre, adjudicada a un personaje de importancia, en donde dice una frase que es una obviedad, una perogrullada. Así, Albert Einstein es uno de los personajes más socorridos y con la ayuda de photoshop alguien hace un bonito afiche con una frase babosa que en la mayoría de los casos ni la dijo el científico y si la dijo, la sacan totalmente de contexto por lo que resulta la frase en cuestión hasta idiota. Pero quien pone esas frases apela al nombre o fama de alguien importante para que hacer fuerte un punto de vista. Vamos, alguna vez decía yo para hacer un punto de vista fuerte lo siguiente: "esto lo pudo haber dicho Borges"... Y me preguntaban: "¿eso dijo Borges?", a lo que respondía: "no, pero pudo haberlo dicho". Parece que éste es el denominador común en Facebook.

Y ahora con la guerra entre Palestina e Israel no falta quien pone los dibujos que han hecho los niños palestinos, víctimas de estas terribles guerras. Y remata quien pone esas imágenes con un "para que tengamos conciencia de lo que pasa"... ¿Y entonces? vemos niños lacerados por los bombazos israelíes y quizás cobremos conciencia no sé de qué, sobre una guerra que se lleva a cabo en quién sabe qué parte del Mundo, porque seamos francos ¿quiénes de nosotros sabemos dónde está Palestina, Israel y la franja de Gaza? Pero eso sí, pongamos estas terribles imágenes. A ver si hacemos conciencia en los demás. Yo me pregunto para qué, porque finalmente no podemos hacer nada. En México tenemos teribles problemas, por ejemplo, en términos de pobreza. ¿Quién cobra conciencia al respecto, pero más aún, quién hace algo estando tan cerca para poder ayudar? Nadie, pero suena más bonito solidarizarse con los palestinos que viven en esa zona que ni reconocemos en el mapa, ¿verdad?

El punto es que tanto en Twitter como en Facebook de pronto nos convertimos en revolucionarios del teclado y del ratón. Damos click a lo que nos gusta. Protestamos contra lo que aborrecemos. Ponemos imágenes del candidato o presidente electo que nos enferma y nos burlamos de él sin consideración. Como país podemos estar hartos de muchas cosas y las expresamos: protestamos contra Telmex o Televisa, pero ya nos vemos haciendo cola para comprarnos el nuevo iPad o iPhone, o peor aún, nos sentamos frente a la TV y sintonizamos TV Azteca o Televisa, estas odiadas empresas, para poder ver el partido de nuestro equipo favorito, ya sea de futbol soccer o americano. Ahí se nos olvidan todas las protestas.

En mi opinión, Facebook y Twitter podrían ser verdaderos agentes de cambio, pero para ello necesitamos ser más serios y responsables con lo que publicamos. Yo veo que las redes sociales se acercan peligrosamente a esas revistas de la farándula, donde se escriben artículos por demás frívolos sobre los personajes de la televisión y el cine. Pero quizás pida demasiado. Tal vez Facebook y Twitter son el reflejo de lo que somos como personas y como país. Mientras nuestros privilegios estén a salvo, no haremos nada. ¿O me equivoco?