Friday, September 02, 2022

Lugares comunes, argumentos repetitivos y un país en desgracia

 


El 1 de septiembre se realizó el Cuarto Informe del Presidente López Obrador, el cual se suponía, debería dar cuenta de los avances que ha tenido México en un año. La glosa del Informe no es sólo el discurso del titular del poder ejecutivo sino que además, se debe acompañar de todos los datos económicos que sirven, al menos en teoría, cuando en la Cámara de Diputados y Senadores, puedan analizar los logros de este año recién terminado (en términos de años presidenciables, que se marcan en cada 1 de septiembre).

López Obrador en realidad no dio un informe como se acostumbraba antes, aunque no quitó la tradición de indicar que sus logros eran históricos (como las remesas que recibe México y que en términos reales este gobierno no hace nada para recibir esos recursos, sino que son los dineros que mandan aquellos que viven en EEUU y que mantienen a sus familias en nuestro México). Vamos, al igual que el pasado, cada cifra que daba el presidente siempre era mejor que la del sexenio (o sexenios) anterior(es). Pero más allá de esas mentirijillas, el presidente lo que hizo fue repetir lo que dice una y otra vez en su conferencia mañanera. Y como hace cada día de la semana, habla de que no hay corrupción, y de que el pueblo es bueno, es el pueblo trabajador, sabio, que es mucha pieza" y por ello los imaginarios adversarios de Andrés Manuel sufren lo indecible en la oscuridad porque en serio, de acuerdo al de Macuspana, ya el pueblo despertó.

Es cierto que ningún presidente dirá que el país se está cayendo a pedazos o que ya nos cargó el payaso, pero en este caso hay un número importante de parámetros económicos que muestran una realidad que López Obrador no ve. Es del conocimiento común, por ejemplo, que la Refinería de Dos Bocas, que inicialmente costaría 8 mil millones de dólares, estaba llegando a costar 20 mil millones de dólares, porque faltaron de incluir unos equipos que son fundamentales para cuando la refinería se ponga en marcha. Y a la pregunta expresa de si no haber contemplado estos equipos había sido un error, el presidente contestó con una evasiva, otro de sus lugares comunes, indicando que nadie se enriqueció con la compra de estos equipos. Como dice una chica en un popular video viral de tik tok ¿Pues qué pregunté?

Así, el reporte de López Obrador, vestido y peinado impecablemente, se llenó de lugares comunes. De nuevo el macuspano indicó que el parámetro del PIB (Producto Interno Bruto), no era útil porque no medía la alegría de los ciudadanos. Y sí, no crecimos nada dijo, pero se demuestra nuestra tesis -subrayó AMLO- que la gente está más feliz ahora. Vamos, somos un pueblo sabio, bueno, trabajador y ahora feliz. No olvidemos que López Obrador carga con un historial de calificaciones en su licenciatura que es de pena ajena, tanto por las calificaciones que sacó como por los años que se tardó en sus estudios universitarios. Así que lo que diga AMLO de los parámetros económicos pues es una opinión de un ignorante del tema.

Y en mi opinión es que López Obrador no quiere ver más allá de sus narices, en Pejelandia el Pueblo, sí, con mayúscula, el cual no es nadie y es todos nosotros, tiene la verdad, asunto que de entrada es cuestionable. La realidad es que si vamos a definir al pueblo de México, hay que decir que somos en esencia, más allá de si hemos ido a la escuela o no, un pueblo empobrecido. Más de la mitad de las población del país vive en la pobreza y lo que va de este sexenio, se han incorporado unos 3.8 millones más a los pobres, datos del CONEVAL, aunque el presidente diga que "tiene otros datos", otro ridículo lugar común que ya cansa por infantil y además, mentiroso.

Yo estoy cansado de ver a un presidente tan mentiroso, tan obviamente inepto, cubriéndose en la investidura presidencial para que los periodistas le hagan preguntas a modo, como Lord Molécula, entre otros. Vamos, que me llama la atención que el presidente no ha pensado jamás que quizás tanta oposición es porque no están saliendo bien las cosas. Pero cualquier crítica será entonces desviada al argumento de que "nuestros adversarios están muy enojados" y por ello no les gusta nada lo que se hace en la cuarta transformación. Y no parece importarle a López Obrador que haya más de 126 mil muertos de forma violenta, casi 40 mil desaparecidos, un sistema de salud en el piso, un desabasto de medicinas, un sistema de salud que jamás será como el de Dinamarca (para los que aún son ingenuos y creen que se va a lograr algo semejante), o bien un aeropuerto internacional que no lo es, que está desierto, o un tren maya que destruye el medio ambiente por donde va a pasar o peor, la refinería que ya fue inaugurada pero que no dará ni gotas de gasolina hasta el 2024 si bien nos va y curiosamente aunque eso pase, el problema del petróleo no se acabará ahí, porque aunque Dos Bocas dé a manos llena productos refinados, eso no es más del 1% de lo que consume el país en energéticos fósiles.

Para el presidente López Obrador, toda la crítica se reduce a puras falsedades. Jamás ha mencionado ni siquiera la posibilidad de que se equivoque. A AMLO -se afirma- no le interesa el dinero y puede ser cierto, pero lo que sí le interesa es el poder, mucho mejor que el propio dinero. Y por eso las cosas están como están.

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