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Friday, June 10, 2011

La necesidad de identificarse con algún grupo


Es claro que el hombre busca siempre identificarse con otros. Eso nos da cierta seguridad de que no estamos solos en el mundo y que compartimos, con otros seres humanos, un mismo tipo de emociones y/o sensaciones. Los cineastas lo saben y muchas veces en las películas hay personajes para que el auditorio se identifique con alguno de los caracteres que aparecen en la pantalla. Lo mismo pasa con los equipos de futbol. Los aficionados al deporte de las patadas tienen sus ídolos, se visten como ellos y se afanan en imitarlos.

Pues bien, las empresas que venden bienes y servicios muchas veces buscan que quienes compran lo que hacen, se identifiquen con ellos, de tal manera que no te compres un coche, sino te compres un "pasat", por ejemplo, o bien, no te hagas de un teléfono celular, sino que te compres un iPhone o un Blackberry, por decir alguna marca conocida.

Las companías entonces hacen todo para que los usuarios de  la marca se identifiquen con ella y se conviertan finalmente en clientes fieles. Por ejemplo, quienes consumen productos de Apple notarán que cuando compran cualquier dispositivo de la manzana, aparte de los manuales, cargadores, instrucciones, cables, etc, vienen un par de calcomanías, para ser pegados donde mejor gusten y manden los usuarios. No es pues difícil ver que quienes tienen una Mac han decidido pegar la calcomanía en la parte trasera del coche. Con ello se sienten identificados con la empresa de Jobs y asumo, son más felices que otros, aunque esto último no lo sé.

Lo que me parece curioso, sin embargo, es algo que hacen por ejemplo, las empresas que desarrollan dispositivos móviles. Si un usuario de un teléfono particular manda un mensaje a Twitter, éste puede aparece al final con la leyenda: "enviado desde mi Blackberry Torch". Y lo mismo pasa con quien tiene iPhone o iPad. Si colocan un mensaje en Facebook no falta que salga la leyenda: "envíado desde mi iPad 2", etc.

Es decir, no basta pues hacerse de un costosísimo iPhone, un Blackberry o un iPad. No, además hay que restregarle a todo aquel que se deje que se tiene un dispositivo de esos, porque quiero suponer que quienes compran estos artilugios tan caros los tienen que convencer que son diferentes, de una minoría privilegiada, de aquellos que solamente pueden acceder a lo más fino.

Lo más extraño es que caemos en esto y nos creemos diferentes o especiales porque somos poseedores de un teléfono de marca X o Y. Para que vean el absurdo, permítanme el siguiente escenario: estoy hablando por teléfono para concertar una cita y digo: "De acuerdo, entonces mañana nos vemos a las 4 pm en tu oficina. Saldré en mi automóvil Lambourghini modelo 'diablo' con una hora de anticipación para estar a la hora que hemos quedado", o algo como esto, al contestar el teléfono estando acostado en cama aún: "¿bueno?... Sí, soy yo, desde la comodidad de mi colchón Sealy Posturopédico". En cualquiera de ambos ejemplos, sería calificado al menos como un pesado, como un mamón, o como un idiota.

Así pues, el problema es que le seguimos el juego a los fabricantes de ciertos bienes y nos manipulan con estas estupideces, en donde no importa que suba una foto a la red social o que ponga un mensaje con mi pensar en Twitter, sino lo que importa es si lo hago desde mi Motorun de Motorola, mi Blackberry o mi iPhone. Porque lo sabemos todos y lo ignoramos: todos estos objetos no hacen a las personas. La gente no vale por lo que tiene, sino por lo que es. Aunque en el mundo cotidiano nos la pasemos rechazando este argumento que sabemos no es incorrecto.

Tuesday, June 07, 2011

La extraña relevancia de Twitter y Facebook

Hoy leo en matuk.com sobre la nueva computadora tipo tablet Playbook, de BlackBerry, la cual pretende ser la competencia de la popular iPad. La cuestión aquí es que se ha creado una tendencia que ha obligado a los fabricantes de computadoras a entrarle a este novísimo mercado y gracias a que estos dispositivos son multitáctiles, esto parece lograr la aceptación inmediata de quien se quiere hacer de un juguete de estos.

Curiosamente, estos equipos son relativamente muy costosos frente a sus equivalentes en máquinas de escritorio, pero esto pasa igual con las laptops también. El hecho de la movilidad hace que los equipos sean más pequeños, necesariamente más livianos (porque tampoco vamos a andar por la calle con tres kilos de computadora dizque portátil) y finalmente más caros, pues involucra más tecnología. Las tablets tienen además la ventaja de no requerir teclado (aunque hay teclados externos, como por ejemplo, para el iPad), para quien no le termina de acomodar el teclado 'virtual'.

Así pues, una tablet que se precie de querer ser competencia con el iPad, líder del mercado hasta el momento, requiere de cumplir con algunas especificaciones: una tienda de aplicaciones, en donde los poseedores de estos dispositivos puedan comprar/descargar programas para el juguete con solamente conectarse a la tienda virtual. El modelo de negocios impuesto por Apple en este sentido parece ser ahora el estándar y tablet que no tenga una tienda con muchas aplicaciones gratuitas o con costo, simplemente no podrá competir. Además, debe tener una vida útil de batería que sea al menos de unas 10 horas. El iPad aguanta en general esa cantidad de tiempo sin necesidad de recargarla, y eso lo hace en términos prácticos muy eficiente.

Pero aparte de esto, las actualizaciones deben ser fáciles de instalar y Apple de nuevo, lo ha hecho muy bien. Igualmente, debe tener algún procedimiento sencillo para poder respaldar los programas y lo que contiene la tablet, porque no hay cosa más frustrante que perder todos los datos, programas, y tener que reinstalarlos, aunque en general, las aplicaciones que hayamos comprado las podamos descargar sin tener que pagar por ellas de nuevo.

Pero evidentemente todos estos requerimientos, aunque importantes, no es lo que realmente le interesa a la gente. Por alguna extraña razón, ahora muchos fabricantes de tablets tienen conexión directa y sincronización con Facebook y Twitter. Así, los dueños de alguna tablet, sin importar el sistema operativo que usen, pueden subir sus fotos, ver los mensajes de sus muros, hacer comentarios sobre los muros de otros y en Twitter, escribir lo que piensan en la virtuosa cantidad de 140 caracteres por mensaje.

A mí en lo particular me parece por demás extraño tanto afán por Twitter y Facebook. Sin duda que muchos han encontrado un  gran atractivo en escribir lo que sus neuronas les dictan en 140 caracteres, o comentar las fotos de la última fiesta de la generación de preparatoria a la que fueron. Y pienso que de alguna manera esto nos permite estar en cierta medida más cerca de los que queremos, de los amigos, y así enterarnos un poco de sus vidas, aunque en la vida real no podamos tener más contacto por muchas razones: viven en otro país/ciudad, por ejemplo, o bien, porque el tiempo en esta posmodernidad nos impide coordinarnos para vernos directamente las caras y actualizar nuestras existencias.

Porque miren, finalmente está bien estos sitios en donde podemos ver qué hacen los amigos y actualizar lo que hacemos nosotros, pero si analizamos con detalle la información que en estos sitios se pone, a veces raya en lo absurdo: alguien que toma una foto de un bache, o del platillo que se va a comer en un restaurante. O si vamos a Twitter, no falta quien pone: "voy a cagar" entre otras lindezas, porque le debe parecer muy gracioso ser irreverente y decir estas tonterías. Si la PlayBook o cualquier otra tablet me da la oportunidad de entrar a estas dichosas "redes sociales" para ver tanta bobada junta, pues como que mejor paso.

Sigo realmente sin entender a cuenta de qué han ganado tanta importancia las redes como Facebook y Twitter. Quiero creer que parte de esta fascinación se debe a que los medios electrónicos ahora les hacen mucho caso, y además, les sirve de termómetro para ver qué tanto auditorio tienen en sus programas. En ForoTV, un canal de debates y discusiones, siempre aparece alguien con una computadora conectada a Twitter, leyendo mensajes como: "Superperro123 nos dice: 'no estoy de acuerdo con las opiniones de su invitado'", en donde Superperro123 es un televidente que cobra notoriedad y obtiene no 15 minutos de fama, sino 5 segundos a cuadro, con tan brillante comentario. En fin, este mundo moderno muchas veces me rebasa.