El estudio de las aperturas, pienso, debería empezarse a considerar cuando uno es un jugador de primera fuerza y que además, toma más allá que un pasatiempo al ajedrez. Es para el ajedrecista ambicioso, el que quiere ser mejor, el que quizás quiera ser un gran maestro, etcétera. Si usted entra dentro de esta categoría, entonces eventualmente tendrá que estudiar aperturas. Pero antes de que llegue ese momento, quizás la reflexión de Capablanca sea la más sensata: ¡Estudie finales!
Hoy en día hay -aparte de los libros de aperturas- mucha información digital de ajedrez. Chessbase y ChessOK, por ejemplo, venden discos compactos de monografías de aperturas, de las diferentes variantes en boga, en donde se saca provecho de la tecnología de las computadoras y entonces podemos tener colecciones de una variante en particular, en donde se observe a los mejores jugadores del mundo en acción. Si a esto le añadimos los comentarios de jugadores expertos, si podemos hacer un reporte de aperturas en donde se nos indiquen los planes más comunes en estas posiciones, que se nos enseñe, además, las diversas estructuras de peones, las cuales finalmente nos dicen qué es lo que hay que hacer en el tablero, entonces el estudio podrá ser fructífero. Cabe sin embargo decir que no se espere entender una apertura o una defensa de la noche a la mañana.
Una buena idea es jugar torneos (en el club local), de apertura obligada. Si su club no ha intentado este tipo de torneos, propóngalo. Jugar, por ejemplo, una defensa como la Siciliana, o la Francesa, con una variante en particular, termina siendo muy beneficioso para el ajedrecista, porque es en la partida viva, donde tiene que pensar, que decidir qué hacer. De hecho, este tipo de torneos en ocasiones nos permite ir armando los diferentes reportorios de aperturas y defensas.
Hay sin embargo, una idea que ya es casi lo tradicional en el ajedrecista de alto rendimiento. Veamos esto en las palabras del GM John Nunn cuando le preguntaron si escribiría otro libro nuevo de aperturas. Nunn contestó: "el mundo ha cambiado. La mayoría de los jugadores tienen bases de datos en las computadoras y frecuentemente, muy frecuentemente, prefieren usarlas a a leer un libro de aperturas. Y también, usted sabe, los programas de computadora son muy fuertes ahora. Pienso que es difícil escribir un buen libro de aperturas ahora. Pienso que uno está frecuentemente duplicando el material que se encuentra ya en las bases de partidas".
Así pues, es claro que la tecnología ya nos ha invadido y que las bases de partidas nos pueden ayudar tanto o más que los libros de aperturas tradicionales. Pero sea como sea la forma en que encare el estudio de las mismas, que quede clara la necesidad de trabajar en ajedrez. No se puede mejorar sin estudiar. Eso es un hecho indiscutible.
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