Viajar a los Estados Unidos no es divertido a veces. Después del ataque a las torres gemelas (2011), los norteamericanos empezaron a cambiar sus políticas para todos aquellos que quisieran visitar su país y por ende, las medidas de seguridad empezaron a ponerse mucho más estrictas. Como nos tocó ser frontera con ellos, en México se copiaron muchas de las medidas para viajar, particularmente a los Estados Unidos, incluso aquellas que rayaban en lo ridículo.
Desafortunadamente las cosas no sólo no han cambiado, sino que han empeorado. La política exterior norteamericana ha sido por lo general intervencionista y evidentemente a muchos países esto no les gusta. Como las represalias a estos squemas invasionistas de los norteamericanos no se han hecho esperar (siempre con saldo a víctimas inocentes), entonces no les queda otra que reforzar sus medidas de seguridad.
Por ello viajar a los Estados Unidos no es ni remotamente divertido. Para empezar, primero hay que lidiar con el asunto de hacerse de una visa para poder viajar al vecino país. Da la impresión, o al menos es mi percepción, que los norteamericanos creen que uno ansía estar en su país y acaso, quedarse a vivir en él, legal o ilegalmente. Con esto en mente hay que hacer cita en la Embajada y pasar por un ridículo procedimiento donde le exigen medidas biométricas, huellas digitales de los diez dedos y además, una fotografía (sin lentes). Cabe decir que este esquema le ha permitido a los norteamericanos literalmente hacerse de una base de datos biométricos de unos 120 millones de entradas.
Una vez pasado el trámite de la visa, que según la percepción de un taxista del sitio ubicado en la embajada, se la dan al 20% de los solicitantes, lo que sigue no es mejor ni más amable. En mi caso, tomé un vuelo a Houston primero, para después conectar con un segundo vuelo al aeropuerto internacional de Seattle. El vuelo a Houston dura alrededor de dos horas. Al llegar hay que pasar migración, como en cualquier país. Uno se forma y cuando le toca su turno se le obliga a -de nuevo- a ser fichado poniendo las huellas dactilares en un aparatito sofisticado, seguido de una nueva foto, otra vez sin lentes. Ahora para ingresar se le pide a quien llega que ponga la dirección física a donde uno se dirigir, dirección del hotel, casa de parientes o amigos, etc. Es decir, no basta ya con poner "downtown".
Al pasar migración hay que ir por la maleta y dirigirse al vuelo de conexión. Entrega uno su maleta (que pasa por rayos X) y de pronto observo que hay una fila enorme de gente. Están -mejor dicho- estamos todos haciendo cola para que nos revisen una vez más. Ahora la revisión es sobre las maletas personales, donde uno guarda la computadora portátil, sus documentos, qué sé yo.
A pesar de que mi vuelo sólo llegó con 15 minutos de retraso (17:45), después de las colas en migración y de ir a la sala de conexiones, asunto que me llevó otros 15 a 20 minutos, la fila para la nueva revisión de los viajantes era densa. La cola daba vueltas cual larga serpiente. Los minutos pasaban. Mi conexión salía a las 19:09 y asumí que tenía tiempo suficiente pero en la medida que me acercaba al trámite me daba cuenta de la razón de la lentitud. Todos los pasajeros tenían que quitarse los zapatos y ponerlos en una bandeja, quitarse el cinturón, los objetos metálicos, pasar por un arco en donde sonaría si aún había metal en el cuerpo.Otros pasaban por un scanner muy sofisticado, pero esto último era opcional porque dicen algunos que literalmente se ven desnudas las personas, aunque no me consta.
Un par de pasajeras reclamaban, que su vuelo de conexión salía a las 19 horas y que no llegarían a tiempo a tomar su conexión. Los oficiales ni se inmutaban. Una gringa decía para ella misma:"This sucks!" y otro norteamericano decía a manera de chiste a viva voz: "Welcome to the United States!". Adelante de mí venían unos alemanes, pero me parecía que hablaban en francés. Al poner sus pertenencias en las charolas para los rayos X uno puso Mac, iPad y iPhone. "Vaya, a este le vendieron todos los juguetes", pensé.
Finalmente a las 19:01 pasé la revisión. Un oficial tocó mi pasaporte y lo presionó como si en éste pudiese esconder quién sabe qué. Igualmente revisó mi abultada cartera, llena de papeles, que no billetes y me dijo, "you´re clean... Proceed". Y entonces me puse mis zapatos y corrí a la sala en donde mi vuelo de conexión salía en 8 minutos. Un oficial -cuando esperaba la revisión- me dijo que no me preocupara, porque las aerolíneas sabían de lo lento de este trámite. Le creí, pero creo que pequé de ingenuo.
Tenía pues que llegar a la sala C40. Vi un letrero: "Gates C34-C45" que me guíaba a mi destino... Después de una larga caminata llegué a la sala C45 y se veían a lo lejos la C44, C43 y C42... Pensé que la C40 estaría -evidentemente- más allá, pero no, el enorme pasillo daba vuelta y pensé "bueno, hallaré la sala C40 en breve", pero me equivoqué... Encontré la C34 y a lo lejos leía C35, C36, etcétera. Dicho de otra manera, en Houston alguien no sabe contar. ¿Por qué no siguió con la numeración normalmente? Misterio. El asunto es llegué 19:08 a la sala y desde luego, ya no me dejaron entrar, a pesar de que la aeronave estaba aún ahí. Entiendo los procedimientos pero no deja de enojarme que por todos estos trámites de seguridad haya llegado tarde a tomar mi vuelo de conexión.
El empleado de United mi informó que tenía que reagendar mi vuelo, que saldría en un par de horas. Así lo hice y salí de Houston a laas 21:13 horas. Llegué 4 horas después, aproximadamente, pero eran las 23:35 (dos horas menos que en mi reloj). Se supone me esperaría alguien para llevarme al hotel. No vi a nadie porlo que decidí tomarme un taxi y así llegué a eso de las 00:20 horas. Me registré y a dormir. Fue un largo día para llegar a la"tierra de las oportunidades" (¡cuántos clichés!).
Hoy inicia en Seattle la conferencia de AMD a la que fui invitado. Hay unas 150 pláticas sobre cuanto tema de cómputo se pueda pensar, aunque desde luego, muy orientadas a la nube, a HTML5 y CSS, a OpenCL, a procesamiento en paralelo, etcétera. Por lo que aquí podré ver y aprender, sin duda minimizar'a las dificultades que pasé ayer.