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Wednesday, September 10, 2014
Cuando se pierde la perspectiva
Hoy Apple anunció su esperado iPhone 6 y su Apple Watch. El anuncio generó todo tipo de expectativas y ya los fanáticos de la marca se hicieron presentes en la tiendas Apple incluso días antes de que la empresa los pusiese a la venta. Las colas en las tiendas Apple de Nueva York y San Francisco parecen demostrar que hay un fanatismo por hacerse de estos objetos de la electrónica moderna.
En mi opinión, Apple simplemente sigue dando más pan con lo mismo. Innovó cuando salió el iPhone... Innovó cuando salió el iPad... ¿Pero ahora? Sigue dando versiones más pulidas de sus productos pero en el fondo nada parece haber cambiado gran cosa. Y sí, probablemente tengan ahora una mejor cámara, mejor lente, sea más fácil hacer videos y lo que quieran y manden, pero en el fondo lo que tenemos es un iPhone, que conserva literalmente con lo que nació. No hay pues, grandes novedades.
Pero eso no parece importar a la empresa de la manzana cuando sus líderes se despiertan y observan que en las tiendas Apple, aún sin abrir, esperan impacientes cientos de personas que están literalmente desesperadas por hacerse del nuevo teléfono, el mismo que tienen, nomás que diferente por algunos detalles. Y están dispuestos a pagar lo que sea por tener estos nuevos juguetes.
Muy bien, Apple hace productos muy finos, sí, pero pensemos un poco: ¿desde cuándo perdimos la perspectiva de que estamos hablando de teléfonos y relojes? ¿desde cuándo tenemos que estar ansiosos por la siguiente versión de algo que finalmente es un teléfono (o un reloj)? ¿es que acaso no podemos vivir sin tener en nuevo iPhone (de preferencia dorado), para que los demás nos miren con envidia quizás? Porque me queda claro que Apple vende y seguirá vendiendo status. Si no me creen, váyanse a cualquier cafetería de moda (aka Starbucks) y vean a los personajes que llegan con su iPad, iPhone o Mac para que todos vean el equipo que traen, para que vean que no son unos pobres diablos que usan Windows (bueno, ni hablar de Linux), y que son personas pudientes, que pueden tomarse un capuccino de 50 pesos mientras con el dedo pasan de foto en foto en su pantalla gorilla glass de su flamante iPad.
Ahora que se han anunciado los nuevos productos de Apple ya he leído comentarios de gente que siete que es imprescindible comprarse el reloj porque por sus actividades, sería poco menos que fantástico y le ayudaría mucho. Este personaje vivió sin esta posibilidad por años, pero gracias a que los de la empresa de la manzana se dieron cuenta de sus necesidades, sacan un carísimo reloj que no será más que una moda costosa pero que eso sí, quienes tengan semejante aparato en su muñeca, se sentirán poco menos que soñados, de otro mundo. En el fondo, cualquier teléfono inteligente de la gran gama de los que hay en el mercado, pueden hacer todas y más tareas de lo que puede hacer un iPhone. La culpa no es del indio (Apple), sino de quien lo hace compadre (usuarios).
Quizás el problema es sólo mío. No sé cuando como consumidores nos pusimos a idolatrar todo lo que hace Apple. En serio, son teléfonos y son relojes... ¿A cuenta de qué tanta admiración ilimitada por eso?
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Sunday, September 22, 2013
El poder de la mercadotecnia
Lo he dicho ya demasiadas veces: mucho del éxito de Apple es su mercadotecnia. No es de ahora. Siempre la empresa de la manzana se ha caracterizado por anuncios finos, bien hechos, muy cuidados. Basta recordar la serie de anuncios de Mac vs PC, en donde a esta última la interpretaba un tipo de traje y corbata. Quien interpretaba a la Mac era un chavo "cool", de jeans y camiseta. Todo lo contrario a la rigidez y la seriedad con la que supuestamente se quería mostrar el mundo de la PC.
Estos tiempos ya pasaron pero Apple sigue logrando que quienes se adhieren a la marca sean algo más que clientes, pues los ha convertido en verdaderos fanáticos de la manzana. Por ello, no es de sorprenderse que la gente haga colas con días de anticipación para hacerse del siguiente dispositivo que venda Apple. Hoy éste es el iPhone 5S y 5C.
A alguien se le ocurrió preguntarse ¿por qué la gente hace estas colas? El teléfono no se va a agotar y si así fuera, en un par de semanas, como máximo, habría más teléfonos. ¿Por qué de este comportamiento? Para ello, Casey Neistat se fue a las calles de Nueva York, a grabar a quienes hacían cola desde muchas horas antes para poder comprar un teléfono de estos y ser los primeros. Es interesante el mini documental, pues a la pregunta sobre por qué hacen cola desde hace tantas horas, algunos de los entrevistados no pudieron decir por qué. Uno indicó que su trabajo era hacer cola por otros, que no tienen el tiempo pero tienen el dinero para pagarle para que se forme en la línea.
El video es interesante por ello, porque muestra de alguna manera que la gente no sabe por qué hace estas ridículas colas. En el minuto 5:06 puede verse el rostro de un tipo que pone una cara que refleja el absurdo de todo este espectáculo. Se ve después a la gente saliendo de la tienda y mostrando su adquisición. Muchos les aplauden ¿les aplauden? ¿como por qué? Cuando se les inquiría sobre qué color de iPhone iban a comprar, la respuesta común fue el dorado (¿o champagne?). ¿Y los de colores? ¿tendrán éxito de ventas en este lanzamiento ya en las tiendas?
Yo entiendo que la mercadotecnia nos vende, por ejemplo, ser parte de las premier, de las inauguraciones, de las "alfombras rojas", porque quizás a la gente le gusta sentirse especial, ser los primeros en algo, no lo sé. En cualquiera de los casos, el video muestra el poder de mercadotecnia de Apple, que se mete hasta lo más intrínseco de algunos seres humanos y los guía, de alguna manera inconsciente, a hacer estas colas, a aplaudir porque alguien ya salió de la tienda con su nuevo teléfono. Me parece incluso increíble este poder.
Monday, July 23, 2012
Para recuperar la fe en la humanidad
Ayer veía el coche de mi hermano, un jetta que le costó unos tres años pagarlo, el cual tiene un rayón en el cofre, aparentemente hecho quizás con una llave. Le pregunté que si había visto el rayón y me dijo: "sí, estacioné en la calle el coche y un imbécil sin más, pasó y me lo rayó". No puede ser -pensé. A mí, un par de años atrás, me golpearon el cofre del "bachoco" (el chevy blanco), en el estacionamiento del Centro Comercial Altavista. Yo no estaba cuando pasó eso pero evidentemente el automóvil culpable (probablemente una camioneta), se fue sin importarle el golpe que le propinó a mi auto.
Cuando veo estos eventos mi fe en la humanidad desaparece. Vamos, que se supone que si vivimos en comunidad y tenemos reglas de convivencia, también éstas nos obligan a ciertas actitudes. Pero la naturaleza humana no parece ser así y no por motu propio la gente hará las cosas bien. Si puede huirá de una escena en donde hizo algo mal, o actuará de mala fe si ve que puede pasar como anónimo. En Internet esto es el pan de cada día. Hay muchos internautas que insultan y agravian mientras puedan ser anónimos. Jamás dan la cara. Les falta educación y en el fondo son unos cobardes. Mi punto es que refleja una actitud despreciable de la humanidad, en donde los seres humanos parece somos capaces de la peor de las bajezas si nadie se da cuenta de lo que hicimos.
Y esto viene a cuento porque el sábado pasado fui con Pilar a ver Valiente, la última produción de Disney/Pixar y como siempre, la calidad de las animaciones, una historia simple pero bien llevada, amén de muchos recursos para una producción estupenda, la hacen una candidata a irla a ver. Yo creo que no hay que perdérsela.
Pues bien, estaba a punto de entrar a la sala cuando vi en el piso alfombrado una caja rectangular, negra, del tamaño de un teléfono celular. La levanté y sí, era un iPhone que desde luego, a alguien se le cayó al entrar a la sala. Cuando apreté el botón de encendido hallé que el teléfono tenía una llamada perdida de alguien cuyo nombre era "Julia". Guardé el teléfono y me senté en mi butaca a ver la película. Supuse que en algún momento el dueño o dueña del teléfono llamaría a ver si alguien le contestaba el mismo para regresárselo. Nadie llamó, aunque vibraba de vez en cuando. Después supe que eran notificaciones de Facebook.
Terminó la película y como nadie llamaba, a sugerencia de Pilar, decidí entregarlo a la gerencia del cine. Debe ser fatal perder el celular (con todos los contactos, con acceso a los correos, al Facebook, al Twitter del dueño/a) porque amén de lo que cuesta un iPhone, la información -pienso- vale mucho más que el propio hardware.
Recuerdo aquí la historia de un buen amigo, ajedrecista y lector de mi blog, el "ruso" Markina, que me contó cuando halló un reloj en la calle, y al llegar a casa se lo mostró a su mujer. Según entendí, el reloj parecía haber sido desechado. Su mujer le dijo que tenía que haberlo regresado (¿a quién? eso es otra historia), porque sin importar las circunstancias, no era de él. Lección uno para recuperar la fe en nosotros mismos, me parece.
Así que espero que quien perdió el teléfono finalmente lo recupere. Para mí fue simplemente mi granito de arena, en un intento para recuperar la fe en la humanidad.
Cuando veo estos eventos mi fe en la humanidad desaparece. Vamos, que se supone que si vivimos en comunidad y tenemos reglas de convivencia, también éstas nos obligan a ciertas actitudes. Pero la naturaleza humana no parece ser así y no por motu propio la gente hará las cosas bien. Si puede huirá de una escena en donde hizo algo mal, o actuará de mala fe si ve que puede pasar como anónimo. En Internet esto es el pan de cada día. Hay muchos internautas que insultan y agravian mientras puedan ser anónimos. Jamás dan la cara. Les falta educación y en el fondo son unos cobardes. Mi punto es que refleja una actitud despreciable de la humanidad, en donde los seres humanos parece somos capaces de la peor de las bajezas si nadie se da cuenta de lo que hicimos.
Y esto viene a cuento porque el sábado pasado fui con Pilar a ver Valiente, la última produción de Disney/Pixar y como siempre, la calidad de las animaciones, una historia simple pero bien llevada, amén de muchos recursos para una producción estupenda, la hacen una candidata a irla a ver. Yo creo que no hay que perdérsela.
Pues bien, estaba a punto de entrar a la sala cuando vi en el piso alfombrado una caja rectangular, negra, del tamaño de un teléfono celular. La levanté y sí, era un iPhone que desde luego, a alguien se le cayó al entrar a la sala. Cuando apreté el botón de encendido hallé que el teléfono tenía una llamada perdida de alguien cuyo nombre era "Julia". Guardé el teléfono y me senté en mi butaca a ver la película. Supuse que en algún momento el dueño o dueña del teléfono llamaría a ver si alguien le contestaba el mismo para regresárselo. Nadie llamó, aunque vibraba de vez en cuando. Después supe que eran notificaciones de Facebook.
Terminó la película y como nadie llamaba, a sugerencia de Pilar, decidí entregarlo a la gerencia del cine. Debe ser fatal perder el celular (con todos los contactos, con acceso a los correos, al Facebook, al Twitter del dueño/a) porque amén de lo que cuesta un iPhone, la información -pienso- vale mucho más que el propio hardware.
Recuerdo aquí la historia de un buen amigo, ajedrecista y lector de mi blog, el "ruso" Markina, que me contó cuando halló un reloj en la calle, y al llegar a casa se lo mostró a su mujer. Según entendí, el reloj parecía haber sido desechado. Su mujer le dijo que tenía que haberlo regresado (¿a quién? eso es otra historia), porque sin importar las circunstancias, no era de él. Lección uno para recuperar la fe en nosotros mismos, me parece.
Así que espero que quien perdió el teléfono finalmente lo recupere. Para mí fue simplemente mi granito de arena, en un intento para recuperar la fe en la humanidad.
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Tuesday, October 04, 2011
El consumismo que nos invade
Hoy se realizó la conferencia de prensa de Apple, para anunciar su nuevo modelo de teléfono iPhone, su nueva línea de iPods, etc. Por alguna razón, cada vez que Apple saca algún juguete la gente parece volverse loca. En Twitter una vez comenzada la conferencia de la manzana ,muchos internautas casi casi se vuelven reporteros, anunciando en los 140 caracteres que da Twitter cada cosa que dice el presentador en turno. Otros muchos, comentan que ya quieren tener esta nueva versión de ése oscuro del deseo en el cual se ha convertido el iPhone, y que no ven para cuando llegue a México.
Cuando llegó el iPad a México, hace como un año, las pocas tiendas Apple en el país organizaron una venta nocturna, que empezó a las 12 de la noche de no sé qué día. Ya para las 9 pm de ese día había colas que daban vuelta a la manzana. Y en serio, sin duda el iPad es un muy bonito juguete, amén de muy caro... Y aún así ¿de verdad vale la pena estas colas absurdas y este montaje para hacerse ANTES QUE NADIE EN MÉXICO de una computadora en forma de tableta?
Apple vende imagen, exclusividad, que empieza por hacer creer a sus clientes que con estos equipos serán únicos e irrepetibles. Y muchos delos que compran artículos de Apple solamente lo hacen por esta razón. Es típico verlos en un Starbucks "presumiendo" su Mac Air o su iPad de última generación. Vaya, me pregunto cuántos usuarios de Mac saben que usan un sistema tipo Unix, que pueden entrar en modo de comandos y que tienen montones de herramientas creadas originalmente en Unix y que lo hacen un sistema muy poderoso. ¿Cuántos salen de la interfaz gráfica de Mac? ¿Cuántos usan todas las características que pagaron por tan caro equipo?
Otro ejemplo de esto es cuando salieron unas dizque tapas inteligentes para el iPad2. En Matuk.com hubo una discusión sobre el tema y los mac-fanáticos alababan a grados insospechados algo tan bobo, pero tan bobo, como la supuesta tapa "inteligente"... Por favor...
Y que no se malinterpreten mis palabras. Sin duda los equipos de Apple son estupendos, pero que son mucho más costosos que los demás, lo son y este sobreprecio no se puede justificar en desempeño de los equipos. También las mac se atoran, también el iPhone se congela y hay que resetearlo. Tienen sus problemas como todas las computadoras, aunque los propios mac-eros jamás discutan estas cosas y cierren los ojos a la realidad.
El asunto es que los medios, la propaganda con la que nos invaden contínuamente nos han terminado por hacer creer que ser es tener, y por ende, ansiamos un iPhone, o la novísima Mac, o la pantalla de 60 pulgadas, o el siguiente "gadget" ya anunciado por alguna compañía de tecnología.
Y me queda claro que todos queremos tener objetos que por alguna razón nos llaman poderosamente la atención. Quizás para presumirlos, para convertirnos en únicos e irrepetibles, qué sé yo. En mi caso, por ejemplo, quisiera hacerme de un smart, el microauto. Por el precio de un smart puedo hacerme de dos chevys casi. ¿vale la pena? probablemente no, pero todos tenemos estas cosas, estas pretensiones por demás absurdas y nolo dude ,en el momento que pueda, me hago de un smart.
La vida consumista nos entrega sin duda algunos beneficios. Sí, es más agradable ver la TV en una pantalla de 50 pulgadas, por ejemplo, pero muchos de sus beneficios son falsos, amplificados quizás por los medios, como cuando me hice de mi teléfono Android, que me obligó a contratar un plan de datos porque parece que si no se tiene Internet hasta en la sopa, no somos nada. Mis reflexiones al respecto las escribí aquí.
Aquí dejo estas reflexiones, sin siquiera la pretensión de que analicemos nuestras conductas consumistas. No se trata de vivir en la frugalidad, como tampoco ostentar estos costosísimos gustos que a más de uno les mueve el tapete. Digamos que hay que buscar cierto equilibrio. Eso es lo que pienso.
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Wednesday, April 27, 2011
Bases de datos de ajedrez para el iPod/iPhone/iPad
Hace más de un año me compre un iPod Touch. Es como la versión barata del iPhone, porque no trae la parte de la telefonía. Aún así, me parece un dispositivo móvil costoso, porque por el precio del mismo uno bien podría comprarse el último XBox con Kinect incluido. Desde luego que son aparatos diferentes, pero valga la comparación de precios para darse cuenta que el iPod Touch, aunque muy simpático juguete, no deja de ser costoso.
En fin, la cuestión es que me hice de este juguete porque mi Palm, en donde tenía mis programas de ajedrez, simplemente ya dio de sí. Tuve muchas dificultades con la batería y aunque se la cambié un par de veces, evidentemente ya no hubo manera de que regresara a un uso en donde la pila me durara al menos un par de horas. Vaya, la pila nueva en la Palm se descargaba -si tenía suerte- en unos diez minutos máximo. Parte de mis comentarios al respecto aquí.
La cuestión es que el iPod Touch tiene acceso a la tienda App de aplicaciones de Apple, la cual está llena de programas para el aficionado al ajedrez. La culpa de que me haya comprado el iPod Touch es en parte de Javier Rivera, JR!, porque él me mandaba imágenes de los programas de ajedrez para este dispositivo y francamente no me pude resistir a lo bonito, porque como ahora dicen: "¡qué bonito es lo bonito!".
en estos meses me compré algunos programas de ajedrez para el iPod Touch, en el que el Hiarcs me parece el más fuerte. Me costó unos 100 pesos y me parece una ganga para lo que hace. Vaya, es un gran maestro de bolsillo que juega unos 2650 sin temor a equivocarme.
Pero aparte de los programas de ajedrez, me hice de varias bases de datos, que contienen muchas partidas de ajedrez. He aquí mis reflexiones sobre tres de los programas más importantes para el iPod Touch/iPad/iPhone, que contienen partidas y que sirven para ver encuentros ajedrecísticos, así como para buscar las mejores producciones de los jugadores de ajedrez más connotados.

Quizás es un error menor, pero desde luego suena extraño que los datos de las partidas sean tan incorrectos. Eso no me gusta nada de esta base de datos.

Otra virtud es que se pueden seguir las partidas con comentarios, muchas veces concisos, pero que permiten entender muchas veces qué está pasando en el tablero. En alguna medida, este programa, en conjunto con la base de datos antes reseñada, se hacen mutua compañía y son entre los dos un producto aceptable. Si me dieran a elegir, me quedaría sin embargo, con ChessDB.
Una tercera base de datos es TWIC Files, que es una recopilación de las partidas publicadas por la página de Mark Crowther, The Week in Chess (TWIC). Ahí hallé las mismas partidas mías que hay en la Chess Database for iPhone, pero con la salvedad que los encabezados están correctos. De acuerdo a alguna otra reseña, el problema con esta aplicación es que parece que hay partidas duplicadas. Sin embargo, yo no lo he notado. Como sea, la mejor ventaja de este aplicación es que es gratuita, aunque a decir de otros usuarios, hay algunas cosas que pulir para considerarla una aplicación más que interesante.
Finalmente, la última base de datos de partidas a reseñar es la de Chessbase, la cual acaba de publicarse y en donde los alemanes hay hecho una buena campaña de promoción para que los usuarios de estos iCosas se hagan de ella.
Considerando que Chessbase es el lider de bases de partidas de ajedrez, y que sus productos son notables, rápidamente me hice de este programa para el iPod, que costó 50 pesos. Sin embargo, estoy por lo pronto decepcionado, porque la app parece tardar mucho en cargar y al final parece que termina y me regresa al menú de las apps que tengo, Al intentar de nuevo, a veces me manda al programa, pero otras veces no obtengo resultados.

Pero independientemente de todo, me queda claro que el hacerse de un iPod Touch (yo tengo la versión más chica, de 8 gigas), es casi una obligación a todo ajedrecista que quiera mejorar en su nivel de juego. En alguna otra ocasión hablaré de los programas de ajedrez, tanto los comerciales como los gratuitos, y buscaré poner una tabla comparativa. En el iPod hay mucho para el ajedrez y la realidad es que aunque no todos los contenidos y aplicaciones tienen todo lo que uno quisiera, no por ello son desdeñables. La mayoría son apps que valen la pena.
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