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Friday, May 12, 2017

El ajedrez no se puede enseñar



Uno de los problemas que los ajedrecistas enfrentan es cómo estudiar. El ajedrez es un tema complicado porque hay mucha información y además, a diferencia de otros temas por estudiar, aquí los resultados se ven en exámenes que se hacen continuamente, lo que llamamos los torneos, la prueba de fuego para cualquier ajedrecista que aspire a tener cierto nivel.

Hay quien piensa que se debe empezar a estudiar desde muy joven. Por ejemplo, el GM Nigel Short, quien fuese subcampeón del mundo en alguna ocasión, indica en un interesante artículo de la revista New in Chess, que él empezó en el ajedrez en el momento justo. Si hubiese empezado digamos, cinco años después, quizás no hubiese llegado a la elite. Si hubiese empezado diez años después de lo que empezó, probablemente no hubiese llegado a ser más que un gran maestro de “medio pelo”. Short considera un disparate eso que se ha dicho ya con demasiada frecuencia, que es que una persona puede llegar a ser gran maestro si se le educa adecuadamente por muchos años y para ello ponen el ejemplo de las hermanas Polgar.

Pero lo que nunca se menciona son todos los esfuerzos de padres que quisieron educar a sus hijos para hacerlos grandes ajedrecistas y fracasaron. Nos fijamos siempre en los casos que tuvieron éxito, pero ¿en los que fracasaron? En esos nadie se fija.

Otros piensan que si se tiene un entrenador se puede llegar a progresar y convertirse en maestro de ajedrez con cierta facilidad. Y citan por ejemplo a la escuela de Botvinnik, de donde salieron Kasparov y Kramnik, por mencionar a dos grandes jugadores, ambos excampeones mundiales. Lo que poca gente sabe es que a la escuela de Botvinnik asistían los estudiantes un par de semanas en el verano y el patriarca del ajedrez soviético les dejaba tarea para hacer por los siguientes seis meses. De hecho, Botvinnik –dice el GM Soltis– al inicio de sus cursos de dos semanas decía: “Chico, recuerden que el ajedrez no puede enseñarse.¡El ajedrez solamente puede aprenderse!

¿Qué quería decir con ello el viejo campeón? Sencillo: uno sólo puede mejorar cuando se involucra con las cuestiones ajedrecísticas que se están estudiando. No hay maestro que enseñe nada de ajedrez. A lo más, lo que un entrenador debe hacer es ponerle posiciones a los alumnos de manera que ellos descubran muchas cosas por sí mismos. Y en ese sentido esto se parece a los oficios, en donde la gente aprende a hacer cosas haciéndolas.

El GM Oscar Panno una vez me dijo, a la pregunta de cómo mejorar: “Lo importante es DARSE CUENTA”. ¿Qué significa esto? Que los jugadores frente al tablero deben darse cuenta de lo que está pasando dentro de éste. Si no se entiende la “trama” de los acontecimientos que van ocurriendo en el tablero, probablemente no se pueda jugar bien.

Nimzowitsch por su parte, pensaba que en una partida el jugador de ajedrez debía hablar con sus piezas porque para el maestro danés este diálogo interno con sus piezas le era muy útil para saber qué hacer y cómo hacerlo. Nimzowitsch indicaba que los peones y las piezas tienen sus propios sentimientos, que quieren ser algo en la vida (por ejemplo, los peones quieren convertirse en reinas), y así, mediante esta “plática” interna con las piezas en la imaginación del jugador, se podía jugar un ajedrez más entendible en donde el jugador fuese entendiendo lo que pasa en el tablero.

Desde luego que esto no quiere decir que estudiar las partidas en los libros, ver problemas de ajedrez, observar las partidas que ahora se transmiten a diario por Internet no sirva. No, todo suma pero para que sume debe hacerse de manera inteligente: debemos darnos cuenta e involucrarnos en el tema. Si no se hace esto el progreso será –en el mejor de los casos– muy limitado.
 

Tuesday, November 04, 2014

De los libros de programación con CD incluido


Hoy en día muchos libros de programación tienen incluido un disco compacto (CD), o bien, dan acceso al código fuente de todo el libro directamente en una página web. En alguna ocasión, tenía en la cama un libro sobre graficación en OpenGL con Delphi, me apoyé sobre él y se dañó el disco, lo rompí. El disco aún estaba en su sobre cerrado. Decidí escribir al correo de contacto de Wordware, mandando una foto del accidente que había tenido. Un par de semanas después me sorprendí con la llegada de un CD (normal, de los que se pueden comprar en las tiendas, con una copia de la información que supuestamente traería el disco dañado).

Y la realidad es que cuando uno está aprendiendo algún tema de programación, resulta siempre muy ilustrativo cargar el código del libro que estemos usando, compilarlo y ver qué hace. En general, el código ejecutable funciona como dice el libro. En otras ocasiones pudiese ser que estemos usando una nueva (o vieja) versión del compilador y haya que hacer algunas modificaciones menores. Esto del código fuente en disco compatco (o página web) ahorra problemas y tiempo.

Pero en términos de enseñanza, estoy empezando a dudar que sea tan útil esto. Miren ustedes: cuando estoy aprendiendo alguna técnica particular en programación y el autor del libro de texto me indica un programa ejemplo, que bien puede tener dos o tres cuartillas, quizás lo más razonable sea escribir el código directamente, es decir, copiarlo del libro al editor del compilador. La razon de esto es que al menos leemos una vez el código fuente (en general más, pues los errores de dedo los hallará fácilmente el compilador y habrá que hacer correcciones al respecto). En este acto de copiar el codigo fuente, probablemente entenderems más qué está haciendo el autor para ilustrar algo sobre el tema de interés. Vamos, que en el fondo, copiar el código "a mano" no necesariamente es una pérdida de tiempo porque no se hace mecánicamente.

Aprender requiere de esfuerzo. No hay manera de aprender si el alumno no se involucra y trabaja para que logre comprender eventualmente lo que puede hacer con toda esta nueva información. Por eso, para sacar mejor provecho de estos discos con el código fuente en los libros de programación, quizás lo mejor sea tener a alguien que nos guíe en ese camino, y que nos dé las cosas tal vez, parcialmente digeridas, para que quien aprende haga la otra parte. Porque no es tan fácil hacerse de la disciplina de empezar a escribir el código cuando éste ya se encuentra en formato electrónico. Es como perder el tiempo tecleando algo que ya alguien hizo por nosotros. Pero tal vez no estemos perdiendo el tiempo... ¿Qué piensan ustedes, lectores?

Thursday, October 02, 2014

Plática sobre programación lúdica en la AMIAC


La AMIAC (Academia Mexicana de Informática A.C.), me invitó, por conducto de su presidente, Eric Huesca, amigo desde la preparatoria, a todo esto, a dar una plática en un desayuno que organizan el primer jueves de cada mes. Le dije que podía hablarles de mi experiencia en el tema de la programación lúdica en los retos que he realizado a través de la página web unocero.com, en donde su creador, Javier Matuk, siempre ha visto de buena manera mis iniciativas.

Así, hoy platiqué un poco de lo que es la programación lúdica, lo que se busca, la implementación de los retos, la respuesta de los estudiantes (y alguno que otro egresado), los cuales han trabajado arduamente para resolver los probolemas planteados. Aquí en mi blog pueden verse estos retos y los ganadores de los mismos.

Creo que les sorprendió un poco cuando les dije que el premio de estos retos eran una taza con el logotipo de La Morsa. La idea de esto es que es por una parte, se pueden hacer tazas con cualquier imagen en los Office Depot, por unos 60 pesos. Elegí una taza porque va más allá de un premio como podría ser un trofeo o una placa. La taza tiene el logotipo y la leyenda que indica qué reto se ganó. Así, el ganador podrá recordar lo que significa la taza, más allá del valor económico de la misma.

Desde luego, las tazas no se venden (ya me han dicho más de una vez que me la compran), pero si cedo, entonces pierde el valor simbólico de la misma. El chiste al final de cuentas es que la taza se otorgue a quien gana el reto.


Al final de la plática hubo una interesante discusión al respecto de la enseñanza y es claro que este tema preocupa y ocupa a todos los que estábamos ahí. Fue todo muy ilustrativo. Hice énfasis en buscar alternativas para que los estudiantes se dediquen a programar, que aprendan las artes detrás de esta actividad, así como el valor del software libre y de código abierto, que de alguna manera nos ha mostrado el camino para hacer que las máquinas hagan lo que queramos.Vamos, que todos hemos aprendido de terceros. Además, como dijo alguna vez Donald Knuth, "la cosa importante, una vez que se tiene lo suficiente para comer y una linda casa, es lo que usted puede hacer por otros, cómo puede usted contribuir a la empresa como un todo".  ("The important thing, once you have enough to eat and a nice house, is what you can do for others, what you can contribute to the enterprise as a whole") (*).


Al final de la plática se rifó precisamente una taza. Los convidados al desayuno se anotaron en una lista, asignándose un número del 1 al 42. El ganador se eligió usando un programa muy simple que escribí la noche anterior para este propósito. Rompí la regla de que las tazas solamente se dan a los ganadores de los retos, pero aquí digamos, fue una taza honorífica, sin valor curricular.

Agradezco pues, todas la atenciones y cuidados que se tomaron para que pudiese haberse dado este evento.

____
(*) Jack Woehr. An interview with Donald Knuth. Dr. Dobb's Journal, pages 16-22 (April 1996)

Wednesday, April 23, 2014

De libros de texto y similares

Estoy preparándome para un examen y necesito repasar algunos temas. Voy a la biblioteca de la Facultad de Ciencias y me hago de dos libros, uno de diseño lógico y otro de Estructuras de Datos. Comienzo con el segundo. Necesito entender bien cómo medir la complejidad de algoritmos. El libro en cuestión contiene el tema que necesito pero oh, parece que asume muchas cosas del lector. Pasan las páginas y cada vez se pone más oscuro. ¿Cómo puede ser? ¿No que es un libro que abarca estos temas a un nivel normal (que no avanzado)?

Otro caso: Hace un par de años decidí que quería aprender a programar en Windows Phone 7, el cual parecía tendría futuro de acuerdo a la publicidad que Microsoft hacía en ese momento. Me metí a Amazon y busqué un libro para inicarme en el tema. Hallé "Beginning Windows Phone App Development", de Henry Lee y Eugene Chuvyrov, de APress. Sonaba bueno. Empiezo con el capítulo 1, que se llama "Introducing Windows Phone 7 and the Windows Phone Platform". Muy bien, un repaso a la plataforma. Paso al capítulo 2: "Building Windows Phone 7 Applications". Los autores explican una primera app. Algo así como el "hello world!" que se hizo famoso después de que Dennis Richie iniciara así su libro sobre C. Parece fácil todo hasta el momento. Llego al capítulo 3: "Using Cloud Services As Data Stores". ¿Qué? ¿Después de un primer programa trivial se meten a explicarme  en una centena de páginas el uso de los servicios de la nube Azure? Bueno, ¿quién les enseñó a estos programadores cómo enseñar a programar? Ya se vuelve entonces el libro una pesadilla, ininteligible. Cien páginas después: Fin de la historia. Ahora (y quizás siempre), duerme dicho libro en un estante.

El punto es que parece que los libros de texto que supuestamente son introductorios a un tema, deben ir paso a paso y asumir lo menos posible del lector. Por ejemplo, su hallo un título como "Advanced computer graphics", me queda claro que el o los autores tienen  como nicho a lectores que ya entienden del tema y que buscan entrarle a tópicos más avanzados. Si tomo un libro así, no espero que me traten como principiante. pero si tomo un libro que dice "Beginning Turbo Pascal", no espero que me hablen de apuntadores en el capítulo 3. Eso es ridículo.

En mi opinión, libro que peca de un nulo entendimiento de cómo enseñar, (siendo libro de texto), se va al cajón de los olvidados. Lleva tanto tiempo desentrañar lo que otros explican con cuidado, que no vale la pena ese esfuerzo monumental para decodificar los temas que un autor piensa que son triviales, ignorando las necesidades de quien empieza.

Sunday, December 01, 2013

Entre broma y broma la verdad se asoma


Ayer leí lo siguiente en Facebook, que puso el Dr. Manuel López Mateos (saludos, doble tocayo), y que me parece relevante después del evento del curso fallido de educación por competencias (en la Ibero), del cual no terminé pues me excusaron de ello.

Y aunque el texto que viene a continuación puede parecer gracioso, pienso que entre broma y broma la verdad se asoma. Leamos:

EDUCACIÓN POR COMPETENCIAS

La semana pasada compré un producto que costó $158. Le di a la cajera $200 y busqué en el bolsillo $8 para evitar recibir más monedas. La cajera tomó el dinero y se quedó mirando la máquina registradora, aparentemente sin saber que hacer. Intenté explicarle que ella tenía que darme $50 de cambio,
pero ella no se convenció y llamó al gerente para que la ayudara. Tenía lágrimas en sus ojos mientras que el gerente intentaba explicarle y ella aparentemente continuaba sin entender.

¿Por qué les estoy contando esto? Porque me di cuenta de la evolución de la enseñanza desde 1950 y de las condiciones actuales que se manejan en muchas escuelas públicas y peor en las privadas, tanto en el ámbito académico como en el trato a los alumnos, (ahora los mocosos, aparte de inoperantes son "intocables", aportando las instituciones educativas generaciones déspotas y nefastas a la sociedad)

Vean cómo fue el cambio en el área matemática, los ejemplos eran así:

1. Enseñanza de matemáticas en 1950:
Un cortador de leña vende un carro de leña por $ 100.00. El costo de producción de ese carro de leña es igual a 4/5 del precio de la venta.
¿Cuál es la ganancia?

2. Enseñanza de matemáticas en 1970:
Un cortador de leña vende un carro de leña por $ 100.00.. El costo de producción de ese carro de leña es igual al 80% del precio de la venta.
¿Cuál es la ganancia?

3. Enseñanza de matemáticas en 1980:
Un cortador de leña vende un carro de leña por $ 100.00. El costo de producción de ese carro de leña es de $ 80.00.
¿Cuál es la ganancia?

4. Enseñanza de matemáticas en 1990:
Un cortador de leña vende un carro de leña por $ 100.00. El costo de producción de ese carro de leña es de $ 80.00. Escoja la respuesta correcta que indica la ganancia:
( ) $ 20.00 ( ) $40.00 ( ) $60.00 ( ) $80.00 ( ) $100.00

5. Enseñanza de matemáticas en 2000:
Un cortador de leña vende un carro de leña por $ 100.00. El costo de producción de ese carro de leña es de $ 80.00. La ganancia es de $ 20.00.
¿Es correcto?
( ) Si ( ) No

6. Enseñanza de matemáticas en 2010:
Un cortador de leña vende un carro de leña por $ 100.00. El costo de producción de ese carro de leña es de $ 80.00. Si Ud. sabe leer coloque una X en los $ 20.00 que representan la ganancia.
( ) $ 20.00 ( ) $40.00 ( ) $60.00 ( ) $80.00 ( ) $100.00

7. Educacion por competencias:
Un cortador de leña vende un carro de leña por $ 100.00. El costo de producción de ese carro de leña es de $ 80.00. Reunánse en equipos de 4 para decidir:
a) El nombre del cortador de leña. (Español)
b) Dibujen al hombre cortando la leña. (Artísticas)
c) Hagan la siguiente operacion 100-80=veint_. (Matemáticas)
d) Hace bien el hombre en cortar la leña. (Ética)

8. Evaluación final
Si el alumno o alumna no pudo o no quiso realizar las actividades del punto anterior considerar:
Asistencia, zapatos, peinado, uniforme, carpeta (no importa si sólo trae la carpeta, sin apuntes) No se te ocurra reprobarlo!! porque ahora si vas a conocer a su papá y/o a su mamá, a derechos humanos y hasta al periodista que te retratará por ser un maestro injusto.


El asunto está para mí más que claro. Hoy en día la educación se ha relajado. Y estoy hablando desde la educación universitaria. Se supone que quien entra a una carrera es porque precisamente le interesa mucho más ese tema que otros. Suele pasar que el alumno que entra no sabe que tendrá que llevar asignaturas formativas, por ejemplo, matemáticas, que se tienen que cursar porque son imprescindibles para el trabajo ulterior del profesionista, Entonces muchos alumnos simplemente buscan pasar la materia sin importarles si están aprendiendo o no.

Muchos de estos alumnos terminan por abandonar la carrera cuando ven que no pueden aprobar estas asignaturas y hoy no quiero saber el grado de deserción en la UNAM, pero me parece que no debe ser poco, aunque es una percepción mía nada más. No tengo datos por el momento. El punto es que en mi opinión la educación en las universidades no requiere de conceptos novedosos, como éste de competencias, porque simplemente así no se enseña. Colocar en un marco supuestamente teórico lo que se quiere enseñar, punto por punto, qué habilidades se promueven hacia los estudiantes, que valores se dan, etcétera, en mi opinión, repito, sale sobrando.

Lo que se necesita en las universidades es la exigencia. La UNAM no tiene, por ejemplo, ningún esquema de competencias y de ahí salen los mejores profesionistas de este país, le duela a quien le duela. En la Iberoamericana creo que están fallando. Sus cursos de competencias no hará ningún cambio significativo. Lo que en mi opinión se necesita es dejar de promover lo social sobre lo académico. Por ejemplo, es 30 de octubre, fui a dar clases y vi a alumnos vestidos como para fiesta de Halloween. Y nada de eso está mal, pero ¿y las clases, Apá? Porque los veo muy divertidos en los jardines del campus, pero no los veo en clases. Y en muchas ocasiones veo a alumnos estar "tomando clases" en los jardines de la Ibero. Se ponen en un gran círculo y el profesor en turno dicta cátedra ahí. ¿Es en serio que eso ayuda a la enseñanza? Lo dudo. Puedo ver a algunos recostados, tomando el Sol mientras el profesor da sesudas explicaciones. Eso, en mi opinión, es hacerle al cuento.

Otro ejemplo, la Universidad Iberoamericana hace cada año el "día de la comunidad", Ese día es como una gran kermesse el cual se hace un jueves. Un jueves de clases. ¿Por qué no se hace un sábado o domingo? La respuestas es simple: si se hace algunos de esos días los alumnos tienen mejores cosas que hacer que ir a esa fiesta en la Ibero. El fin de semana parece sagrado. Entonces quitemos un día de clases. ¿Qué más da?

Y voy más allá: hace unos semestres (años) unos de mis alumnos eran planilla de la Sociedad de Alumnos de Sistemas Computacionales, o algo así. Habían ganado las elecciones y el día de mi clase, a la hora de la misma, estaban en un brindis de honor con el rector. Un alumno me llama  me dice: "no podemos llegar a clase porque estamos en un vino de honor con el rector". Le contesté: "pásame al Rector. Déjame decirle que tienes clase. Seguro entenderá y te dejará que vengas al salón". Por supuesto que no me lo pasó y cuando llegaron al salón, faltando diez minutos para terminar les advertí duramente que otro numerito de estos y los reprobaba. A la Universidad se viene a estudiar, no a hacer relaciones sociales.

Cabe decir que en la única sesión que tuve en ese curso de competencias, en la discusión previa antes de empezar, quedó en claro que los 10 profesores asistentes estuvieron de acuerdo en que el nivel de la Ibero ha bajado. Unos no se explicaban las razones, pero era un hecho que se había relajado la disciplina y el nivel se estaba cayendo considerablemente.

La Ibero, como otras universidades privadas, no pueden subir su nivel académico mientras a los alumnos se les trate como si fuesen clientes y no precisamente alumnos. En el curso que estoy dando este semestre en Ingeniería en Electrónica, tengo 8 alumnos, y todos son buenos programando. Son de tercer semestre y se crecen a la exigencia (con sus excepciones, como en todo), pero en mi opinión van aprendiendo. Por ejemplo, ya detecto quién programa bien, quién tiene ingenio para descubrir qué tipo de algoritmo hay que escribir,. Están chavos (repito, son de tercer semestre), y les falta información. Usan Linux pero no saben de muchas facilidades que da el sistema, No usan el "pipe" o la "redirección" sistemáticamente porque no les ha caído el veinte de cómo funciona y las ventajas que se tienen con estos mecanismos, pero poco a poco.

Regresando al punto fundamental: "No pain, no gain", "no duele, no sirve", frase que se dice en los gimnasios y que cabe perfectamente en esta discusión. Para aprender hay que esforzarse. No se aprende nada si no hay intención de aprender, y ello implica deshacerse de las distracciones cotidianas. Estamos de acuerdo, por ejemplo, que no es buena idea estudiar con la televisión encendida. Y estamos de acuerdo que se necesitan sitios donde haya silencio, como las bibliotecas, para concentrarse en el estudio. No hay camino fácil al aprendizaje y la flojera natural que todos tenemos muchas veces no nos permite hacer el esfuerzo que debemos hacer. Ver un programa de televisión que hable de temas como el cálculo diferencial o integral no va a convertirnos en grandes matemáticos. La única forma es hacer muchos ejercicios, muchas derivadas, muchas integrales, para entender los mecanismos típicos en la resolución de problemas.

Tuesday, July 02, 2013

¿Aburrirse en clase?



Ahora que regresé de un viaje a San Francisco, California, en las pantallas el avión, en donde pasan películas, programas de TV, documentales, etcétera, casi en la última hora del vuelo, había un programa sobre lo malo que era el modelo de educación que conocemos, el de ir a clases por no sé cuantas horas, sentarse en un salón a oír las doctas lecciones de los maestros y todo esto sin aburrirse. El documental en cuestión presentaba opiniones de psicólogos y expertos en el tema, así como las opiniones de los alumnos. Todo coincidía con un hecho: este modelo de enseñanza hay que cambiarlo.

No pude ver todo el documental pero diferí de la tesis general del programa. Es claro que no siempre e incluso, la mayoría de las veces, no es entretenida ni divertida la escuela. Hay que trabajar duro para obtener resultados aunque nos parezca deleznable y una pérdida de tiempo. Puedo poner ejemplos de esto: quien se dedica al fisiculturismo sabe que necesita muchas horas de gimnasio, de ejercicios abominablemente aburridos, para desarrollar alguna parte del cuerpo. O bien, el instrumentista, como mi padre, que era guitarrista clásico, está obligado a practicar las obras que toca por días enteros, semanas, meses, para cuando llegue el momento del concierto, tocarlas correctamente, haciéndole ver al público una sola demostración de dichas obras, tocándolas a la perfección. No hay manera, no hay camino fácil, para poder tocar bien un instrumento.

Y en todos los ámbitos es igual. ¿Estudias matemáticas o física? Tendrás que hacer muchas derivadas e integrales. Deberás aprender los métodos de resolución en cálculo diferencial e integral, para después abarcar la problemática de las ecuaciones diferenciales, del cálculo de variable compleja y las funciones especiales y transformadas integrales. Ninguno de esos temas se pueden cubrir y entender divirtiéndote, que es un sinónimo de distraerte. No, para aprender estos temas hay que concentrarse y trabajar duro sobre la técnica. Al preguntarle el rey Tolomeo I, a Euclides, por una vía de acceso a los conocimientos geométricos más fácil y simple que las demostraciones de los Elementos, Euclides habría respondido: "No hay camino de reyes en geometría".

El problema es que todos estos sesudos psicólogos que eran entrevistados, se hicieron en este modelo de enseñanza/aprendizaje al que ahora recriminan en todos sentidos. La realidad es que el mundo, quizás por las facilidades que ahora tenemos, se ha hecho light y se espera que nadie tenga que esforzarse porque eso no parece tener sentido. Por ejemplo, en el ajedrez mexicano se otorgan ahora avales a los jovencitos y niños que participan en justas sub8, sub10, sub12, sub14, hasta el décimo lugar. De acuerdo a Gabriel Capó, presidente de la Asociación Nacional de Padres de Ajedrecistas, esto es porque puede pasarle a un niño tener un tropiezo en alguna partida y sería muy triste que por ello no tuviese un premio a su esfuerzo. Por supuesto que Capó se olvida que con esta actitud se devalúan los estímulos y premios. La realidad es que debiesen ir quienes han trabajado duro y obtenido solamente quizás uno de los tres primeros lugares... ¿pero diez? es un exceso ridículo. Para colmo, esto no sólo devalúa los premios, sino que hace creer a los padres de estos niños que tienen geniecitos en el ajedrez, cosa que dista mucho de ser cierta. Pero ésa es la realidad en muchos ambientes, no sólo en el ajedrez. Pareciera que esforzarse para hacerse de un primer, segundo o tercer lugar, es algo impensable porque de no alcanzar uno de esos sitios, los niños sufrirán. Y déjenme decirles algo más: el deporte es así y las derrotas forjan el carácter. Por eso hacer un deporte competitivo debiese ser una prioridad en nuestro esquema escolar.

En otras palabras: no hay un camino divertido a muchísimos temas. Dominar la técnica ajedrecística es harto complejo y lleva años y ni así hay garantía de nada. Si uno programa computadoras, tiene que pasar largas horas tratando de hallar la mejor manera de codificar una secuencia de instrucciones en particular. Hay algo llamado disciplina, que lo tienen la mayoría de los que han llegado a ser excelentes en el tema que se ocupen. Independientemente de su capacidad natural y talento para algún arte o ciencia, está el trabajo cotidiano, que en muchas ocasiones es de una aburrición mortal. Carlsen es el mejor jugador del  mundo en ajedrez, pero trabaja muy duro en su técnica. No podría estar como el rating más alto del planeta si no pasara muchas horas analizando posiciones aburridas, que no contienen combinaciones ni fuegos artificiales. Así es la vida en general, la cual no tiene más que uno u otro pico que nos saca de la rutina, pero no estamos todo el día emocionados o felices hasta el límite. No funcionan así las cosas.

El documental ése sólo demuestra que es fácil hacer en televisión todo género de manipulaciones. Se trata un tema y como hay que demostrar lo que se quiere demostrar, se eligen a los candidatos a ponerse a cuadro, para que así sea fácil y sencillo probar la tesis de la que parten. Muy lamentable que esto suceda, pero es pan de todos los días.

Friday, March 01, 2013

Software del pasado, ¿por qué no hacerlo de código abierto?


El cómputo moderno avanza a pasos agigantados. Consideremos, por ejemplo, las computadoras que teníamos en los años noventa y a principios del nuevo siglo, con las que ahora usamos. Los avances en hardware, velocidad, componentes, etcétera, aunado a los avancen en software, hacen que programas con veinte, quince, diez o cinco años, nos parezcan francamente obsoletos. Y lo son, pero no por ello son inútiles. En su momento era lo que había y eso era lo mejor.

Considérese el juego Karateka, el cual jugué en su momento en una Apple II. Véanse las gráficas del programa original y compárense contra la versión que ahora incluso puede jugarse en el iPhone, que de hecho, es al menos cientos de veces más poderoso que la propia Apple II. El avance es francamente notable. Pero no quiere decir esto que jugar el Karateka original sea aburrido. Para nada. Sigue siendo igual de divertido que antes e incluso, es admirable lo que lograban en computadoras que decididamente no tienen ni remotamente los recursos con los que ahora contamos.

Por ello, particularmente en lo que se refiere a software, ¿por qué no poner el código fuente de muchos programas del pasado en la modalidad de código abierto? Sería quizás una manera de que estos, por ejemplo, pudiesen ser útiles en la enseñanza de la programación en las escuelas. Photoshop 1.0 ya está en esta modalidad. El código fuente puede obtenerse de este enlace. En este caso, es claro que las versiones actuales de Photoshop hacen maravillas frente a la 1.0, pero muchos algoritmos bien podrían ser utilizados para enseñar cómo se programan interfaces gráficas, cómo se hacen filtros para procesar imágenes, etcétera. Algo así como un meter las manos y ensuciarse, lo que los norteamericanos llaman "a hands on approach".

Pensemos en los lenguajes de programación como las primeras versiones de turbo Pascal. Si Borland (o quien sea el dueño de esos programas), los pusiese en la modalidad de código abierto, probablemente aprenderíamos de cómo generar código de máquina a velocidades que solamente unos cuantos saben hacer -a la fecha.

Porque muchas compañías matan literalmente líneas de productos que no son comercialmente víables, pero al final del día ¿a dónde se fue todo ese conocimiento? ¿se tira y ya? No sería mala idea pedir -hasta exigir- a estas empresas, que hagan un bien a la humanidad donando el código fuente de productos a los cuales ni siquiera le sacan dinero ya?

Hay ejemplos curiosos. Nokia prometió el código fuente de Symbian (actualmente en desuso) y ponerlo en la modalidad de código abierto. Pero se arrepintieron y rápidamente bloquearon esta posibilidad totalmente. ¿De verdad creen que ese producto tiene aún víabilidad comercial? ¿ya vieron lo que hay en el mercado actualmente? En mi opinión hay ceguera o peor aún, egoísmo ¿o no?

Thursday, January 24, 2013

Vacaciones el último viernes de cada mes


Hace tiempo me enteré de que en muchas escuelas primarias (no sé si pase en todas), el último viernes de cada mes los niños no van a la escuela. La razón de ellos es que ese día los maestros de cada escuela tienen juntas, reuniones, discusiones e incluso cursos de enseñanza/aprendizaje para -supuestamente- dar mejor sus clases.

¿Será cierto? ¿De verdad esta idea tiene sentido? Yo no sé cuántos meses tiene un alumno de primaria clases en el año, pero el que no vayan el último viernes de cada mes implica, que si van 10 meses a la escuela en el año, entonces dos semanas se desperdician (10 días hábiles), por estas supuestas juntas para mejorar los métodos de enseñanza entre el profesorado.

Me gustaría saber si alguno de los que me leen es profesor en una primaria o si ha visto qué pasa ese viernes de cada mes en el que los alumnos no van a la escuela. ¿De verdad es una buena idea? ¿En serio dejarlos con este día de asueto obligatorio para que los profesores hagan no sé qué cosas ese día en las instituciones escolares, vale la pena? Alguien pues que dé más luz sobre este tema, por favor.

Tuesday, November 20, 2012

Conferencia en el Festival de Ajedrez de la UNAM


El próximo viernes 23 de noviembre, en la sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario de la UNAM, daré una plática que he titulada: "Nuevas herramientas de cómputo para el ajedrecista". Hablaré de tres proyectos de cómputo que pueden incidir y ayudar a los ajedrecistas en su preparación, utilizando -desde luego- las nuevas tecnologías, como es la computadora. Será a las 3 de la tarde. Ojalá y puedan asistir. Habrá algunos CDs de regalo.

Friday, October 12, 2012

Sobre el aprender y enseñar

Se trate del tema que se trate, el enseñarlo siempre tiene dificultades comunes. Por años los expertos en educación han propuesto una serie de argumentos para mejorar la calidad de la enseñanza/aprendizaje. Muchos de ellos ahora quieren basar el éxito en dotar a las escuelas de todo género de nuevos dispositivos electrónicos, computadoras, pizarrones electrónicos, tablets, etcétera, como si esto fuese a cambiar radicalmente la educación en las escuelas. Pero toda esta tecnología no soluciona nada. Baste ver la malograda "enciclomedia" (el sistema, que de acuerdo a los expertos en el sexenio de Fox, cambiaría radicalmente la enseñanza en nuestro país. Y la "productividad académica", por decirle de alguna manera no sólo no cambió, sino que se degradó con los años. El nivel educativo del país está por los suelos, consecuencia de nula planeación, de esquemas totalmente equivocados y de, por supuesto, la vitalicia lidereza del Sindicato de Maestros, la paradójicamente ignorante Elba Esther Gordillo, que no ha hecho más que agudizar con los años el problema en México.

La educación no se resuelve con pizarrones electrónicos, proyectores y computadoras (que sin duda, pueden ser un gran apoyo, pero ahí no está la solución de la dificultad). Lo que puede resolver la gran dificultad de la educación en México es, por una parte, que los maestros estén bien preparados en sus materias, no sólo que las conozcan, sino que además, les apasione la enseñanza. Si los maestros no tienen interés por ver cómo evolucionan los alumnos, cómo aprenden, qué dificultades encuentran, probablemente no tenga ningún sentido lo que hacen. Es una obligación de profesor estar observando los avances de sus alumnos.

Pero más importante aún en estos temas de enseñanza/aprendizaje, es el involucrar al alumno en la asignatura que se está impartiendo. Ir a un salón de clases no significa aprender necesariamente. Lo que lleva al aprendizaje es el interés personal del alumno en lo que quiere aprender. Un alumno que tiene interés en un tema buscará aprender pos su parte. Probablemente consultará otras obras y ahora la Internet, con toda la sapiencia que ésta guarda. Es un punto fundamental en los temas de enseñanza/aprendizaje, hacer que el educando se involucre. Mientras no exista esto, la enseñanza es absolutamente irrelevante y no lleva a ninguna parte. Ya Benjamín Franklin lo resumió de esta manera:

Si me lo dices, lo olvido.
Si me lo enseñas, lo recuerdo.
Si me involucras, lo aprendo.

Wednesday, July 11, 2012

La táctica, indispensable en el ajedrez


Quienes no tienen mucho contacto con el ajedrez muchas veces no entienden las dificultades que el juego tiene. Creen que si tuvieran un poco de tiempo podrían jugar un buen ajedrez y porqué no, competir en eventos internacionales. Desafortunadamente cuando se embarcan en el estudio del juego ciencia se dan cuenta que su percepción era simplista y al final de cuentas, totalmente absurda. El ajedrez es tan, pero tan difícil, que se necesitan muchos años, una vida quizás, para llegar más o menos a dominarlo. Por ello, estos jugadores novatos muchas veces se decepcionan. Y la razón es que –por una parte– no tienen idea de qué o cómo estudiar. El ajedrez es tan vasto que a veces es difícil saber por donde comenzar.

No obstante esto, con trabajo metódico se puede llegar a jugar bien. No será campeón mundial en un par de años, sin duda, pero es evidente que si se estudia el amplísimo y rico legado de la historia ajedrecística universal, podremos entender el juego ciencia y fascinarnos por su complejidad inimaginable.

Una primera manera de empezar es por los libros de táctica, aquellos que contienen cientos, a veces miles, de diagramas con posiciones al mejor estilo: “juegan as blancas y ganan”, “juegan las negras y empatan”, etcétera. En esas posiciones, casi siempre sacadas de partidas de torneo, el lector debe hallar la manera en como uno u otro bando resolvió la posición a su favor. Quizás el ejercicio a veces trate de encontrar un angustioso empate a través de un recurso muy escondido. La idea es pues, que el estudiante de ajedrez vaya haciendo un acervo mental de las posiciones donde se encuentran los elementos que dan vida a las jugadas brillantes, a las combinaciones que terminan en un resultado victorioso.

Cabe decir que el cerebro es un ente por demás particular: si se le entrena, éste responde. Aunque el juego ciencia es muy complejo, las combinaciones, los motivos tácticos pueden hallarse en muchísimas posiciones. Estos motivos incluso ya se han clasificado y muchos libros de ajedrez tiene posiciones de táctica categorizadas por temas, para así hacer incluso más fácil el aprendizaje. Por ello mismo, es importante que los ajedrecistas bisoños hagan muchos ejercicios tácticos, para alimentar con patrones de táctica determinados, una y otra vez, al cerebro. A la larga, cuando uno encuentre en las partidas propias una combinación, la verá como producto de haber ejercitado su cerebro con miles de posiciones y esto redituará en que hallará cómo ganar y hacerse de una victoria en el torneo que esté jugando.

Desde luego que esto no es lo único que debe hacerse. Hay que trabajar muy seriamente en finales, aperturas, análisis de las posiciones, los nervios, el ejercicio, etcétera. Todo ello más una actitud motivante para jugar al ajedrez lo pueden hacer de usted un buen jugador.

Es importante aclarar que esto no es una labor de una tarde, o de una semana, o de un año. Puede llevarle muchos años llegar a jugar “decentemente”. Como ejemplo, a mí me llevó unos 25 años convertirme en Maestro de la Federación Internacional de Ajedrez. Éste es el primer peldaño en el arduo camino a la gran maestría y por qué no, al campeonato mundial. A este último escalón llegan muy pocos, pero eso no significa que haya que decepcionarse. El ajedrez puede disfrutarse y mucho, sobre todo cuando se entiende, cuando se sabe qué está pasando en el tablero. Mientras más estudie, créame, mayor será el gozo.

Monday, January 16, 2012

¿Por qué es difícil que los niños se interesen por la ciencia

El Dr. Michio Kaku es un físico teórcio, autor de libros de gran venta en los estados Unidos (bestsellers), y un divulgador de la ciencia. Él es el co-fundador de la teoría del campo de las cuerdas  (una rama de la teoría de cuerdas), y continúa la búsqueda de Einstein por unir las cuatro fuerzas fundamentales de la Naturaleza en una sola teoría unificada.

Me robo de la página de la física Úrsula Bernal Cataño (que estudió en la UNAM), el siguiente video que puso en su página de Facebook. Me queda claro que el argumento que presenta en el mismo el Dr. Michio Kaku es más que contundente:

Monday, November 07, 2011

El problema del aprendizaje en ajedrez


Llevo muchos años de ajedrez y he participado en un sinfín de torneos. He visto en ellos a muchos niños y jóvenes empezar sus pasos por tan difícil juego. A algunos el ajedrez los atrapa y entonces el juego ciencia se convierte más en una pasión, en una obsesión, que en un juego de mesa. Se vive alrededor del ajedrez, se revisan las partidas de los mejores jugadores, se estudian los trucos que hay en el tablero, se analizan las aperturas, el medio juego, los finales más frecuentes. Y para ello se requieren de muchos años de trabajo, de constancia, porque sin ella, el progreso francamente tiende a ser nulo.

Es costumbre pensar que cuando un niño/joven decide empezar a jugar ajedrez competitivamente, requiera de un maestro que pueda guíarlo en tan complicada tarea. Desafortunadamente en nuestro país al menos, no existen muchos entrenadores y profesores de ajedrez, y los que hay –muchas veces– lo que en realidad buscan es un modus vivendi para ir solventando esto del vivir. Esto en pocas palabras quiere decir que no existen planes para ayudar a los niños a progresar en ajedrez de manera coordinada, con método, de forma tal que pueda verse –si se siguen la disciplina– llegar a empezar a mejorar en el nivel de juego.

Por otra parte, resulta fuera de la realidad pensar que puede haber ahí fuera, una serie de jugadores que puedan entrenar a quienes empiezan a jugar. Debido a que por una parte, el ajedrez mexicano está francamente descoordinado, y por otra, que no hay suficientes entrenadores para la cantidad de niños que son involucrados en el juego ciencia, los pocos entrenadores que pudiese haber deberían aplicarse a ayudar a quienes ya han demostrado que tienen cierto talento y que les interesa progresar en este difícil arte. Pretender pensar que a cada niño –aunque no tenga el mínimo talento–  se le debe poner un entrenador o profesor, es absurdo y fuera de lugar. Yo pienso que “primero ser y luego la manera de ser”. Es decir, primero que demuestre cierto talento natural y disposición para el ajedrez y después entonces, veamos cómo se le puede apoyar.

Yo soy de la idea que el ajedrecista en general se hace sólo. Por supuesto que la situación ideal es que hubiese entrenadores para todos, pero no los hay y por ende, debemos usar este recurso, en caso de existir, con aquellos que prometen llegar a jugar bien y que como dije antes, muestran talento, disposición y ganas de trabajar en el tablero.

Quienes crean que los ajedrecistas de gran nivel se hicieron gracias a que tuvieron entrenadores todo el tiempo, debo decirles que se equivocan. Botvinnik, el excampeón del mundo y padre del ajedrez soviético, tenía una escuela en donde los mejores talentos, entre ellos Kramnik y Kasparov, por ejemplo, concurrían, pero ojo, iban diez días cada seis meses a reunirse con el viejo patriarca. Éste revisaba el nivel de cada uno de sus pupilos, veía sus partidas y hacía un diagnóstico sobre qué temas ponerlos a estudiar para erradicar fallos y vicios en su juego. Botvinnik era un maestro en diagnosticar a sus pupilos, pero estos se iban a sus casas a trabajar con un muy pesado material que tenían que absorber en esos seis meses antes de volver a ver al excampeón del mundo. Dicho de otra manera, Botvinnik no les daba clases cada semana, ni nada por el estilo. Confiaba en la disciplina de cada jugador joven para que éste se aplicara a trabajar en su ajedrez, con el material que Botvinnik había creado para él.

El GM Alejandro Ramírez, por ejemplo, siempre estudió solo. Pero de niño ya tenía cierto talento y su fuerte trabajo personal en el tablero dio sus frutos. Los jugadores de ajedrez tienen que estudiar solos. Los entrenadores –cuando los hay– sirven como guías para no salirse del camino del trabajo contínuo o para no cometer los pecados de todo ajedrecista, como el estudiar aperturas antes del final, por ejemplo.

Evidentemente hay contraejemplos: Kasparov contó con la ayuda de Botvinnik, pero el ogro de Bakú tenía una disciplina férrea y se embarcaba muchas horas por día a trabajar sobre el tablero. Tuvo además la posibilidad de tener un entrenador como Nikitin pero ojo, Kasparov era un súper talento, y Botvinnik apreciaba mucho a Garry, porque lo veía como lo que finalmente fue: el décimo tercer campeón del mundo.

Hay otros ejemplos: El primer lugar del rating mundial, Magnus Carlsen, trabajó con un gran maestro noruego cuando empezó a jugar al ajedrez, pero las sesiones de entrenamiento eran un par de horas por semana. Aún así, Carlsen demostró su genialidad y en un año subió 1000 puntos de rating, para colocarse como un jugador de primera fuerza. Cuatro años después, prácticamente sólo, sin la ayuda de entrenador alguno, se ubicó en el primer sitio del escalafón mundial. Ahí entonces Kasparov tomó como pupilo al noruego y lo llevó a ser el mejor del mundo, pero quizás chocaron en carácter y hoy en día –de nuevo– Carlsen trabaja solo.

En cualquier otra disciplina pasa lo mismo. Por ejemplo, en una carrera universitaria uno va a clases no a aprender necesariamente, sino a que el profesor lo guíe, le dé instrucciones de qué estudiar, en qué trabajar. Si el alumno se reduce a tomar clases y no trabajar por su lado, difícilmente terminará una carrea profesional con éxito. Exactamente eso pasa en el ajedrez, pero peor aún, porque por su misma naturaleza, hay que esforzarse mucho en el tablero para ir comprendiendo sus secretos. Ningún entrenador puede sustituir el trabajo personal.

Los jóvenes y niños que hace unos años fueron enviados por sus padres a festivales de ajedrez en el extranjero, muchos de ellos, sino es que todos, ya han abandonado el ajedrez. La razón es simple: estaban mal preparados y sus rivales –al contrario– se habían esforzado mucho más y su nivel era mucho mejor. Así, gracias a que la Federación Mexicana de Ajedrez avaló a esos jovencitos aunque no tenían el nivel y sus padres el dinero para mandarlos a Grecia, España o donde fuese el torneo en cuestión, esos ajedrecistas mal preparados hicieron un desastroso papel. Así que ni para fogueo contó esa experiencia. No puede haber fogueo cuando hay demasiada disparidad en niveles de ajedrez de los mexicanos contra sus eventuales rivales europeos. A la larga esto sólo causa decepción entre los ajedrecistas mexicanos que pensaban que tenían cierto nivel y que fueron superados rotundamente en estas competencias.

El asunto es simple: Primero, es necesario poner límites a estas absurdas participaciones internaciones de cuanto niño que juega al ajedrez cuando no se tiene un nivel competitivo. Las Olimpiadas que se hacen cada cuatro años, y no me refiero a las de ajedrez, exigen, vía el Comité Olímpico Internacional, que den ciertas marcas mínimas. Si los atletas no las cumplen simplemente no van. No tiene sentido mandar a nadie a competir cuando sus rivales son mucho muy superiores. Por ejemplo, el récord mexicano de nado libre, en 100 metros, es de 51.65 segundos… El récord mundial es de 46.91. Estamos a años, muchos, de competir en esta disciplina. Pasa lo mismo en ajedrez, donde el nivel se mide por el rating. No tiene sentido poner a jugadores de 1800, 1900 puntos de rating contra juveniles que juegan al menos 2200 puntos Elo. Estos avales no ayudan a nadie y son en el fondo un negocio de la federación mexicana.

Mi sugerencia es sencilla: que los jugadores se apliquen ellos mismos, que estudien por ellos mismos si es que el juego les interesa lo suficiente. Hay muchas bases de datos, muchos libros, mucha información en Internet y puede progresar sin necesidad de nadie si se toma el ajedrez en serio. Quien siga pensando que un entrenador hace a los jugadores o no sabe, o tiene una idea ingenua de cómo se progresa en ajedrez.

Tuesday, September 20, 2011

Un libro de ajedrez diferente


El libro "Genius in the background", de Tibor Károlyi y Nick Aplin, es sin duda una interesante obra. Narra, de alguna manera, a los entrenadores de los grandes jugadores, a aquellos que están detrás de cámaras, detrás de las cortinas, pero que son parte fundamental del éxito de los jugadores más importantes en el mundo.

Los autores logran algunas entrevistas con los entrenadores, muchas veces opacados por los triunfos brillantes de sus pupilos. Hay una parte en cada capítulo en donde los propios jugadores tienen palabras de elogio sobre estos personajes que son una parte importante del ajedrez y muchas veces desconocida.

Pero también el libro pone el dedo en la llaga con respecto a la vida de estos fortísimos jugadores, que dedicaron su vida al entrenamiento de muchos de los considerados jugadores de elite y que por muc has circunstancias, ahora sus vidas no son las más tranquilas. Alguno de los entrevistados ahora hablan de estar desempleados, o que simplemente su status de gran entrenador ya es solamente un bonito recuerdo, porque ya no consigue a quien entrenar, porque las condiciones en su país, han cambiado, etc.

Cada capítulo contiene  algunas partidas de estos entrenadores, comentadas, así como partidas importantes de sus pupilos. Creo que el enfoque es novedoso, que el tema no se había tratado de esta manera y al final del día deja un sabor mucho más personal de las batallas que se pelean antes del tablero, y de las difíciles condiciones que para progresar, a veces impone la propia vida. Pensamos en Kasparov, en Topalov, en muchos jugadores de elite como personajes con un talento fuera de serie. Pero nunca pensamos en su trabajo cotidiano en ajedrez, en los años frente al tablero sin jugar, sólo analizando, para develar los misterios de tan fascinante juego. Vemos siempre el final, como un regalo recién desenvuelto, sin pensar en las cientos o miles de horas que dichos jugadores pasaron con sus entrenadores trabajando duramente en el tablero.

Una versión electrónica del libro puede hallarse aquí. De cualquier manera, mi sugerencia es que si les convence, le compren al autor el libro (vía Amazon, por ejemplo). Creo que es un trabajo muy bien cuidado.

Vale la pena echarle un ojo.

Wednesday, June 08, 2011

Para verdaderamente progresar en ajedrez


Una discusión interminable entre ajedrecistas es la que se refiere a cómo progresar. ¿Cómo jugar mejor? Qué hacen los ajedrecistas para subir verdaderamente su nivel? ¿estudian acaso mucho más que nosotros? ¿qué hacen ellos que, evidentemente, no estamos haciendo nosotros, porque ellos avanzan y nosotros no?

Desde luego que el éxito en ajedrez depende de muchos factores: un mínimo talento, trabajo en el tablero, estudio en casa, jugar partidas, analizar las partidas de otros, leer sobre teoría de aperturas, medio juego y finales, disciplina, trabajo constante, motivación, empuje, ganas de competir, etc. Y para ello se requiere de tiempo. Alguna vez le preguntaron a Kasparov ¿cómo se podía progresar en ajedrez si se tenía poco tiempo? La respuesta del excampeón del mundo fue demoledora: ¿cómo pretendes progresar si no dedicas tiempo para ello? Y miren de quien parte este comentario.

Así entonces, es claro que el progreso en el tablero depende de un buen número de situaciones externas, pero si el ajedrecista trabaja en el tablero con constancia, los esfuerzos a la larga, deben dar algunos frutos. Sin embargo, lo que llama la atención es que de pronto, un jugador como nosotros, de nuestro nivel, de pronto da una especie de “brinco” y empieza a tener muy buenos resultados. ¿Qué hizo en esos seis meses, un año que lo catapultó a un mejor nivel que el nuestro, cuando antes más o menos jugábamos igual?

La respuesta parece ser un mecanismo poco estudiado –creo– pero que aparentemente es muy común cuando se avanza en el estudio de alguna asignatura, la que sea, incluso ajedrez: el tema es trabajar con una pasión desbordada por digamos, unos seis meses. Quizás cuatro, cinco o seis horas (lo ideal serían más horas, unas ocho, pero es claro que las actividades del mundo real muchas veces nos impiden poder estudiar ajedrez tantas horas seguidas). Si uno trabaja con esta constancia y con método, estudiando digamos –por decir algo– una hora de aperturas, otra de medio juego, otra de finales y una más de estrategia, combinándolo con partidas de entrenamiento, con trabajo en la táctica ajedrecística, con resolución de estudios, etc., en unos seis meses habremos adquirido un caudal de conocimientos notable, pero más aún, habremos puesto al cerebro en un modo para dar el gran salto conceptual. De entender lo que entendíamos de ajedrez pasamos a un nivel de entendimiento más profundo. Y quizás –yo diría que con certeza más bien– no nos damos cuenta cómo se produjo este avance. Tal vez lo que creíamos entender de pronto fue reemplazado por una concepción más seria de lo que acontece en el tablero. De repente nos quedan más claras algunas posiciones. Entendemos de alguna manera más las sutilezas y lo que antes eran posiciones sin chiste ahora se ven con nuevos ojos.

Esto, lo decía Artur Koestler, es algo así como retroceder para brincar más lejos. De alguna manera al estudiar con mucha constancia, diariamente, el cerebro pone en tela de juicio lo que sabemos y de pronto rechaza lo que dábamos como un hecho y esto parece un retroceso. Y entonces la nueva información, la nueva concepción, comienza a tomar forma en la cabeza del ajedrecista y forma nuevos conceptos que van sustituyendo a las ideas que antes dábamos por sentadas.

Parece que este proceso no es gradual, más bien parece un brinco. Es decir, no vamos jugando poco a poco mejor. Digamos, para decirlo en términos de la física cuántica, el avance no es una curva contínua, sino discreta, con picos en los valores, como con brincos cuánticos. 

Y así, seis, ocho meses después, observamos que,de aparentemente no notar cambios en nuestro nivel,  jugamos mejor, que ganamos más partidas, que rivales que considerábamos muy fuertes ya no parecen serlo tanto y sorpresivamente, estamos ya jugando en las primeras mesas compitiendo incluso por los premios.

Hay que elaborar más al respecto de esta idea, pero parece ser claro que hay que darle tiempo al tiempo. Darle espacio al cerebro para que poco a poco vaya acomodando las nuevas ideas que vamos aprendiendo. En este mundo que se concentra en la velocidad hay una tendencia a creer que se pueden aprender las cosas en poco tiempo. Así vemos títulos como “Aprenda PHP en 24 horas”, “Mejore su ajedrez en 7 días”, etc., cuando en realidad estas no son más que fórmulas comerciales para vender libros, porque nadie puede garantizar que uno aprenda un lenguaje de programación como PHP en 24 horas o que efectivamente pueda mejorar su propio ajedrez en una semana. Así no parece comportarse el proceso enseñanza-aprendizaje.